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"Las medidas contra los boteros podrían desencadenar una crisis civil en Cuba"

Aunque taxistas cubanos han amenazado con un paro laboral para hoy, en la última semana los boteros han paralizado prácticamente La Habana.

Colas en el Parque Curita de La Habana para coger un taxi. © CiberCuba
Colas en el Parque Curita de La Habana para coger un taxi. Foto © CiberCuba

Este artículo es de hace 5 años

Dondequiera que pueda parar un taxi o un ómnibus en las calles de La Habana se aglomeran más de lo acostumbrado los capitalinos. Si bien un paro laboral ha sido anunciado por los taxistas privados para este viernes 7, en la última semana la abrupta disminución de la circulación de los llamados boteros ha paralizado prácticamente la ciudad.

De los más de 588.000 cuentapropistas que existían en la Isla al cierre de octubre último, los transportistas privados serán de los que mayores restricciones sufrirán a partir de que precisamente hoy entren en vigor las más recientes regulaciones del sector no estatal.

Damián, taxista de 27 años, “asegura que les han querido "meter el pie" y el sector ha respondido exigiendo las condiciones mínimas que consideran que merecen los choferes para trabajar. "Solo estamos pidiendo que nos dejen circular libremente por todo el territorio nacional porque creemos que es nuestro derecho".

“"Quieren que dejemos de vivir, que ganemos hasta donde ellos manden y como ellos manden. Eso no está bien. Que nos fiscalicen los gastos e ingresos cada vez que quieran, pero que nos dejen vivir. Solo estamos pidiendo que nos permitan movernos y que no nos obliguen a consumir una cantidad mínima de combustible".

“A los que dirigen este país les molesta que uno ‘levante cabeza’. Prefieren que la gente esté muriéndose de hambre", explica el joven, a la vez que asegura que no les han dejado otra opción que protestar públicamente y, si es necesario, entregar las licencias que los autorizan a transportar pasajeros.

Es la segunda vez que los transportistas particulares llaman a una huelga. La primera ocasión fue en febrero de 2017, cuando las autoridades de La Habana les toparon los precios de sus pasajes.

Eneida, una cuentapropista de 45 años, “cree que lo peor de todo es que ahora los boteros han organizado de nuevo una huelga para hacerse respetar y sin ellos no se puede mover La Habana. "No son acertadas, sino muy poco inteligentes estas medidas (contra los taxistas). Han actuado sin medir consecuencias porque los boteros son imprescindibles para que la capital no colapse", apunta a CiberCuba.

"“El Gobierno debería enfocarse en el servicio de transporte público para que todos tuviéramos acceso a él sin largas esperas, ni tumultos en las paradas, ni empujones a la hora de abordar un ómnibus. Las medidas contra los boteros podrían desencadenar una crisis civil en Cuba. Para mí lo que hicieron fue botar el sofá por la ventana”", dice la agente de Telecomunicaciones.

La creación de un mercado mayorista que permita adquirir insumos y piezas de repuesto, así como la posibilidad de asociarse y crear empresas privadas y un sindicato independiente que no esté controlado por el Gobierno, se encuentran entre las principales demandas de estos trabajadores no estatales, que están recogidas en un documento que han estado difundiendo clandestinamente.

A tenor con el informático Osmel, “"están echando a pelear a la gente cuando todo esto se resuelve con un consenso. Es una cortina de humo para que nos olvidemos de que el problema está en la escasez de transporte estatal y en la corrupción empresarial (también estatal) que es donde nace la venta ilegal de combustible que es lo que supuestamente tratan de frenar con estas medidas".

“Los más afectados seguimos siendo nosotros que nos estamos quedando sin transporte y preparándonos para ir a pie o en bicicleta de la casa al trabajo, como ocurría en el Período Especial. Eso es lo que va a pasar ya que, bajo las condiciones impuestas, el boteo ya no va a darle negocio a nadie, a no ser que se dedique a transportar solo a extranjeros o a hacer viajes directos”, destaca.

Asimismo el abogado René considera que “deberían hacer encuestas anónimas en la calle para que la gente diga sin miedo lo que realmente piensa de este asunto y hasta qué punto se siente desconcertada. Está bien que el Estado pretenda proteger a la población, pero imponerle tantas restricciones a un particular no resuelve nada".

“Es evidente que se trata de medidas que no están bien pensadas, que no se analizaron realmente, sino que fueron tomadas para profundizar el caos. Tanto el pueblo como los boteros, que igual son pueblo, están en una situación insostenible. No se puede solucionar esto por la fuerza porque el pie, la arbitrariedad, la orden no consultada popularmente, solo genera apatía. El Gobierno está luchando contra el concepto de oferta y demanda y eso acabará más con la economía, si es que eso es posible”, concluye.

A pesar de que el Ministerio de Transporte les ha dado a escoger a los boteros entre tres tipos de licencias para operar por cuenta propia, ninguna tiene que ver con la forma en la que lo han estado haciendo hasta ahora.

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