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"Por un 2019 en Cuba más allá de una simple esperanza"

Hay tantas cosas que mejorar, tantas que podemos mejorar, tantos comportamientos feos que nada tienen que ver con el bloqueo. Bueno sí, ¡el interno!

Cubanos caminando por la calle Monte en La Habana © CiberCuba
Cubanos caminando por la calle Monte en La Habana Foto © CiberCuba

Este artículo es de hace 5 años

Un nuevo año, uno más y uno menos, que bien podría cerrar un ciclo de atrasos y abrir uno esperanzador, con mayor bienestar para el pueblo cubano.

Empiezo por el deporte, lo mío. Resulta innegable que despedimos el 2018 con la magnífica noticia de que las largas conversaciones entre la MLB y la Federación Cubana de Béisbol dieron por fruto la entrada de manera oficial, reglamentada y legal a los peloteros cubanos al mejor béisbol del mundo, a la gran Carpa.

No hay mucho que decir, todo está explícito: es algo que levantará el techo de la pelota cubana porque todos lucharán por poder ser contratados.

¿Talón de Aquiles? La imposibilidad de los cubanos que ya están en las Grandes puedan representar las Cuatro Letras si no se afilian a nuestra Federación. Por un lado, es justo: si vamos a organizarnos y tomar un sendero que hace rato debía haberse escogido, hay que sentar pautas; pero, por otro, ya esos atletas tienen sus clubes, sus representantes, sus sponsors.

¿Regresar a reincorporarse a la Federación Cubana para iniciar de nuevo el camino? No lo creo. Pienso que los Chapman, Gourriel, Céspedes, Puig, Kendry, José Dariel, Iglesias, etc, etc, etc que pudieran jugar por Cuba, no renunciarán a lo que en estos momentos sustenta sus contratos.

Es por eso que ojalá, en relación con esos que ya están, surja una luz que nos permita gozar de ellos sin presionarlos, y a partir de ahora, sí regirnos por lo establecido.

Como sea, es un gran paso de avance, reitero, además porque abre las puertas al resto de los deportes que como, por ejemplo, el voleibol cuenta con más de 24 muchachas y 48 varones jugando “por su cuenta” en ligas foráneas, y pudieran integrar unas selecciones nacionales que nos hagan retornar a la cima del deporte de la malla alta en el planeta.

Lamentablemente, he sabido de algunos que desde ya, y antes de que se haya hablado de ellos ni con ellos, plantean que no abandonarán sus contratos y filiaciones para comenzar de nuevo desde la Federación Cubana.

¡Complejo!, muy complejo, lo reconozco: o sea, para mí sólo se ha dado un primer paso, ¡importante, necesario, inteligente! pero solamente un primer paso, si queremos rescatar a los que ya partieron, y que son nuestros, hechos en nuestras ESPA, en nuestras EIDES, forjados por nuestros entrenadores.

Hay que tener en cuenta que el convenio establecido es entre la Federación Cubana de Béisbol y la MLB, no entre las Federaciones de otras disciplinas con ligas de otros países.

Si embargo, en nuestras manos está el hacerlo, es más, ¡hay que hacerlo! El fútbol, el balonmano, el básquet, el propio voly pueden nutrirse de nuevo con lo mejor de nosotros y hacernos regresar a los puestos que nos corresponden en juegos múltiples y Campeonatos Mundiales.

Hasta aquí lo que quería decir del deporte, mi amado deporte cubano, pero creo que hay mucho más. ¿Qué me dicen de la indisciplina social que nos está, prácticamente, “matando”, indisciplina que hemos permitido y hasta fomentado?

El otro día mi nieto pequeño, mi Nolín, de apenas 6 años fue junto a sus compañeritos a visitar la Casa de nuestro Apóstol José Martí. Pues bien, el acompañamiento musical del ómnibus que los llevaba era el reguetón.

Vas a un cumpleaños de un niño que apenas llega a su primer año de vida, y la música que se escucha es, de nuevo, el reguetón.

Las Teresita Fernández, Liuba María Hevia, las canciones infantiles de siempre, ¡brillan por su ausencia! Esto sin contar, la grosería del baile que se les inculca desde pequeñines como una gran gracia para los mayores.

Otro ejemplo, cerca de mi casa en el Cerro se halla el parque Piñera, el cual ha sido escogido para establecer allí una zona wifi, que beneficia a los vecinos del lugar.

¿Saben cuántas veces se ha tenido que arreglar dicho parque, reinstalar bancos, alumbrado con bellas farolas, podar el césped, reconstruir una pequeña área con aparatos para niños pequeños y volver a cercarla?

Amigos, ¡he perdido la cuenta! Y nada, Liborio paga. Se vuelve a montar todo. ¿Qué economía puede sustentar esto? ¿Por qué no detener a los infractores?

La basura: la carencia de contenedores, la imposibilidad de contar con camiones recolectores que, como antaño (bien antaño por cierto) pasaban a diario por nuestras calles y recogían los desperdicios en las puertas de las casas, convierten en un problema mayúsculo deshacernos de la basura doméstica.

Y, cuando al fin aparece algún que otro contenedor, se lo roban para hacer vasijas y cubos plásticos, o los destruyen por gusto, como hacen con los ómnibus nuevos que poco a poco se van incorporando al depauperado, insuficiente, escalofriante, sistema de transporte urbano en la capital.

Sí, porque del transporte también hay que hablar. Hace unos días, prácticamente no se podía salir del hogar cuando los “almendronistas se ausentaron de las calles” y la población de esta urbe de 2 millones y medio de habitantes, contando la población flotante, estaba varada en las paradas, por falta de esos vehículos tan importantes en la vida del habanero de a pie.

Y digo de a pie, porque, cada vez que veo o escucho a un dirigente hablar del transporte, y cuando termina su alocución, se va en su carro asignado o particular, me pregunto: ¿él sabrá de lo que habla? Y se los dice una que, primero por mi padre, y luego por mí, tuvo carro hasta el otro día.

Créanme, sé lo que es eso, como también a los muchos que recogía a diario, como un acto de buena fe, desinteresadamente, hacia mis compatriotas.

¿Qué son 400 güagüitas para 15 municipios repletos de personas?

Por último, están quedando bellos los espacios de la Habana Vieja, de las áreas que circundan el Capitolio, las calles aledañas, los nuevos hoteles que se alzan en Prado, Neptuno; pero… ¿y el anillo pa' cuándo?

Entiéndase, el resto de La Habana con sus calles con baches, intransitables en algunos municipios, los derrumbes anunciados y que no acaban de tumbar como el de enfrente a mi casa, y que hasta en la televisión y los periódicos ha salido y…¡nada!

Me refiero a la capital porque es donde vivo, donde nací, donde me crié ¡caramba! y a la que me enorgullece ver crecer, pero parejo.

Me refiero a la capital también porque soy una cubana que ha conocido su país antes que al extranjero y de veras que me enorgullezco de provincias como Ciego, Santiago, Holguín, Cienfuegos, Villa Clara, Sancti Spíritus, Camagüey, Matanzas, Granma, que tanta belleza muestran, y sobre todo, en muchos de sus municipios, no sólo en sus cascos históricos.

Una gran urbe no es comparable con pequeñas ciudades o pueblos, pero las personas de esas pequeñas localidades cuidan, preservan. ¿Por qué en La Habana no? ¿Para qué están las multas y cuando veas a un ciudadano tirando un papel (para eso tienen que haber más cestos, por supuesto), poniendo música alta, armando un escándalo, hacerles cumplir con la ley?

Bueno, comencé el año con el florete en la mano, o la espada o el sable. Quisiera terminarlo con una flor. Hay tantas cosas que mejorar, tantas que podemos mejorar, tantos comportamientos feos que nada tienen que ver con el bloqueo. Bueno sí, ¡el interno!

Mis felicitaciones, deseos de paz, amor, salud, bienestar para todos los cubanos, estén donde estén y para todos los seres humanos de este, nuestro hermoso planeta Tierra.

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Artículo de opinión: Las declaraciones y opiniones expresadas en este artículo son de exclusiva responsabilidad de su autor y no representan necesariamente el punto de vista de CiberCuba.

Julita Osendi

Graduada de Periodismo en la Universidad de La Habana 1977. Periodista, comentarista deportiva, locutora y realizadora de más de 80 documentales y reportajes especiales. Entre mis coberturas periodísticas más relevantes se hallan 6 Juegos Olímpicos, 6 Campeonatos Mundiales de Atletismo, 3 Clásicos


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Julita Osendi

Graduada de Periodismo en la Universidad de La Habana 1977. Periodista, comentarista deportiva, locutora y realizadora de más de 80 documentales y reportajes especiales. Entre mis coberturas periodísticas más relevantes se hallan 6 Juegos Olímpicos, 6 Campeonatos Mundiales de Atletismo, 3 Clásicos

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