Lorenzo Lunar: “Yo también fui un escritor irresponsable en mis comienzos”

SANTA CLARA.- “A mí me parece que en la literatura de hoy hay una moda de sustentarse en la palabra y el estilo, subvalorando de una manera vulgar la historia que se cuenta. Aunque te confieso que también yo fui un escritor irresponsable en mis comienzos y lo disfruté a plenitud”.

A sus sesenta años, Lorenzo Lunar es uno de los escritores cubanos contemporáneos con una obra más prolífica y respetable. Después de cerca de treinta libros publicados en países como Cuba, España y Puerto Rico, este santaclareño ha conseguido abrirse un merecido espacio en el mundillo de la novela policial.

“En el cuarto de siglo que llevo escribiendo he ganado bastante en materia de oficio”, sostiene. “Yo trabajo mucho con el lenguaje de la marginalidad y he ido consiguiendo estilizar ese lenguaje sin caricaturizarlo. Igual he ido aprendiendo a fabular, a crear subtramas, a exprimir cada situación”.

Admirador confeso de Leonardo Padura, Lunar se desgaja de los cultivadores del género policíaco que a menudo se quejan del menosprecio de los lectores.

“Creo que siempre habrá muchas más cosas que leer y, por ende, muchas más cosas que ignorar. Yo no culpo a quien lee otros géneros y pasa por alto a la novela negra. A mí, por ejemplo, me gustan las rubias delgadas, así que es a ellas a las que miro. Hay muy buena crítica de la novela negra en el mundo y cada vez hay más escritores y festivales de este tipo de literatura. El complejo de que el público mayoritario no nos lee ya es una cuestión de trasnochados”, afirma el varias veces ganador del Premio de Relatos en la Semana Negra de Gijón.

Inquirido sobre su predilección por la literatura criminal, Lunar asegura haber llegado a ella “por necesidad. Quería escribir y me di cuenta de que aquello era lo que me se me daba mejor. Había sido un lector ecléctico que se leía al mismo tiempo a Balzac y a Raymond Chandler, y así hubo un momento en que no veía diferencias cualitativas entre ‘Teresa Raquin’ y ‘El cartero siempre llama dos veces’. Al final es la misma historia, pero escrita en dos claves diferentes”.

Autor de novelas ampliamente conocidas y celebradas como ‘Que en vez de infierno encuentres gloria’ y ‘La vida es un tango’, su quehacer creativo no conoce la pausa.

“Actualmente estoy metido en una carrera de fondo, porque debo escribir alrededor de doce cuartillas diarias para una serie radial donde la protagonista es una policía lesbiana. Eso, sin dejar de trabajar mi literatura, porque al mismo tiempo escribo dos novelas negras: una se llamará ‘Padre muerto’ y trata sobre el asesinato de un cura en La Habana; la otra lleva por título ‘Los huérfanos de la República’, transcurre en el año 1902 y de alguna manera pretende homenajear a José Martí”.