Alfonso Ali Chea, un vecino de Alamar, ha propuesto al Gobierno cubano que resucite las antiguas casas comisionistas para vender artículos personales nuevos o de segunda mano.
En una carta enviada al periódico Juventud Rebelde, Ali Chea se queja de que si alguien quiere vender objetos que no usa en su casa y lo hace sin licencia puede incurrir en una actividad comercial ilícita.
En su opinión, las casas comisionistas "cumplieron un rol importante en la dinamización del mercado de bienes". Por eso se queja de que "prácticamente hayan desaparecido.
Él sugiere que se resuciten, pero adaptándolas a los nuevos tiempos, haciéndolo al estilo de otros países que las organizan un día a la semana para que la gente pueda darle salida a sus artículos de segunda mano. En España, por ejemplo, se conocen con el nombre de "rastro" o "rastrillo".
Este tipo de negocios existió durante un breve periodo de tiempo, en los años 90, en la calle 15 del Vedado, donde el Gobierno cubano autorizó la venta de artículos nuevos y de segunda mano los domingos. La iniciativa funcionó durante unas tres semanas con el nombre de "feria popular" o "diploferias".
Pero inesperadamente se prohibió porque junto a los productos de segunda mano también se vendían jabones y objetos procedentes de las "diplotiendas".
Allí lo mismo se podían encontrar televisores rusos que zapatos checos de niños. El Estado no regulaba los precios y estos se adaptaban a la Ley de la oferta y la demanda.
En opinión de Ali Chea, no se trata de montar un negocio sino de que la gente pueda darle salida a lo que ya no usa.
Los cubanos que quieren vender sus artículos de segunda manos suelen poner anuncios en páginas como revolico.com.
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