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El invencible Dream Team puertorriqueño de 1995

Hace casi un cuarto de siglo, Puerto Rico estremeció la Serie del Caribe con un equipo arrollador.

Roberto Alomar estaba en el equipo. © Twitter
Roberto Alomar estaba en el equipo. Foto © Twitter

Este artículo es de hace 5 años

Dos eventos de moda en la prensa de estos días (la Serie del Caribe y la selección de Edgar Martínez al Salón de la Fama) me han hecho recordar frecuentemente aquel inolvidable equipo que lució Puerto Rico en febrero de 1995.

Era la 37 Serie del Caribe, y “Papi” Martínez estuvo en esa nómina. El escenario de la cita sería San Juan, y los anfitriones se dieron a la tarea de armar un Dream Team en toda regla.

Lo lograron. Es más, sobrecumplieron. De conjunto, la alineación titular de aquellos boricuas que salieron al terreno con el uniforme de los Senadores* acumuló 144 temporadas en las Mayores, con un global de 2316 cuadrangulares.

Palidezca sin pena al repasar ese line up. En la proa estaba Roberto Alomar, un camarero ambidiestro que bateó .300 con casi medio millar de robos y acabó siendo exaltado a Cooperstown; detrás venía Edgar, quien recién burló el mito de que los designados no merecen una placa en el nicho de los inmortales; y el tercero en el orden era Carlos Baerga, que venía reventando la liga con Cleveland y fue ubicado en la antesala por el manager Luis Meléndez.

El cuarto turno le correspondía al entonces jovencito receptor Carlos Delgado, que después entraría en la leyenda como inicialista de los Azulejos y los Mets; y del quinto se ocupaba Juan “Igor” González, un jardinero izquierdo de casi 500 jonrones en el mejor campeonato de este mundo.

Los dos siguientes en la fila eran también muy incómodos con el barquillo en ristre: me refiero al patrullero derecho Rubén “El Indio” Sierra, con más de 300 estacazos y mil empujadas en la MLB; y el centerfielder Bernie Williams, uno de los emblemas de la dinastía yanqui orquestada por Joe Torre.

Cerraban la novena un par de hombres con menos caché, pero igualmente capaces de llegar y mantenerse en la pelota elite de Estados Unidos. Son los casos del primera base Carmelo Martínez y el torpedero Rey Sánchez, quienes pasaron nueve y 15 años ‘allá arriba’, respectivamente.

El pitcheo, faltaba más, no tenía igual nivel, pero con una banda así tampoco es que hagan falta lanzadores de excepción. No obstante, estaban Ricky Bones, Doug Brocail, Eric Gunderson y Chris Haney, cada uno de los cuales pasó más de diez campañas ligamayoristas; además del cerrador Roberto Hernández, dueño de 326 puntos por concepto de rescates.

Al final, el Dream Team de Puerto Rico ganó sus seis compromisos del torneo, anotó 49 carreras y solamente admitió 15. ¡Ni siquiera el tremendo pitcheo de los dominicanos (Pedro Martínez, José Rijo, Pedro Astacio) logró contener a aquella artillería de excepción!

Su arrancada fue lenta, pero luego no hubo antídoto. La aventura empezó con victorias cerradas sobre Naranjeros de Hermosillo (6x5) y Leones del Caracas (3x2), y a partir de ese instante carburó a plenitud para vencer en sucesión a Azucareros del Este (16x0), Naranjeros (6x1), Leones (9x4) y Azucareros (9x3).

En el afán de monopolizar el certamen, los principales premios individuales también recayeron en los representantes de la Isla del Encanto. Por ejemplo, Alomar fue MVP, Champion Bate (.560) y líder impulsador con 10; mientras Williams largó un trío de vuelacercas y Bones cosechó par de victorias.

Simplemente, un abuso.

*Dos años antes, con una nómina inferior, los Senadores habían vencido al team Cuba en su cuartel general de San Juan.

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Michel Contreras

Periodista de CiberCuba especializado en béisbol, fútbol y ajedrez.


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