Desde hace varios años los habitantes del municipio Bauta, o Caimito, o la localidad de Playa Baracoa, conocen a Jan Olsen. No hay un niño que no sepa quién es Jan, el noruego que regala bicicletas.
Jan lleva el pelo largo, rubio casi blanco, tiene buena compostura física, y se le puede ver a él también casi siempre encima de una bicicleta. Desde hace 20 años Jan es todo un personaje entre mucha gente de la provincia artemiseña con su proyecto "Bicicletas para Cuba".
"Es una experiencia maravillosa ver a los niños obtener una bicicleta", dice al medio NRK.
Aunque la ayuda de Jan se ha concentrado mayormente en bicicletas, también ha donado ropa y juguetes a muchos niños. Incluso ya tiene una estrecha relación de amistad con muchísimas familias cubanas.
Según Sigurd Åsland, quien repara las bicicletas en Noruega antes de ser enviadas en contenedores a la Isla, Jan Olsen casi actúa como Papá Noel cuando distribuye las bicicletas en Cuba.
Åsland es la persona que verifica si los neumáticos, asientos o pedales están en buenas condiciones. Luego da el sí para que sean donadas a los niños.
No obstante, evidentemente Jan debe haber establecido buenas relaciones con funcionarios del gobierno cubano para que pueda hacer estos donativos. Según el medio local El Artemiseño, las últimas 540 bicicletas que llegaron a la Isla fueron repartidas entre miembros de la Comisión Provincial de Ciclismo de Bauta, trabajadores de Seguridad y Protección de la Administración provincial y el recién reabierto parque Los Caballitos.
No obstante, hace tres años le suspendieron los donativos pero las autoridades cubanas han vuelto a permitirlos.
Desde 1999 Jan dona bicicletas a Cuba, que hasta el día de hoy suman unas 10.000. También en los envíos ha cargado con equipamiento deportivo y balones de fútbol para la Academia de Caimito.
"Me han gustado mucho estos niños, porque he escuchado mucho y he visto imágenes de la pobreza", dijo Jan al citado medio.
De acuerdo con declaraciones de Jan a Utdanningsnytt.no, tuvo la idea de este proyecto cuando participó en las llamadas brigadas de trabajo en los años noventa. "Vi que había necesidad de ayuda en varias áreas, y surgió la idea de recolectar bicicletas. En Noruega, muchas bicicletas solo se colocan en sótanos y garajes, mientras que en Cuba es un medio de transporte importante. No solo para los niños que van y vienen de la escuela, sino también para los adultos que van y vienen del trabajo".
Según cuenta Jan, lo más difícil ha sido recolectar el dinero para los envíos, pero cada año han logrado hacerlo.
En Cuba, las bicicletas y los beneficiarios están registrados y fotografiados. De esta manera, los donantes en Noruega saben que los regalos han llegado y saben quiénes los han recibido.
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