Si la gran ceremonia de los Premios Oscars, celebrada la pasada noche en el Dolby Theatre de Los Ángeles, ha dado mucho de qué hablar por su tan esperado desfile de estrellas por la alfombra roja, las entregas de estatuillas, sus actuaciones en vivo y sus discursos reivindicativos; la fiesta de después de la gala no ha sido menos.
Como cada año la revista Vanity Fair ha sido la encargada de realizar la gran afterparty, donde además de acudir la mayoría de los invitados a los premios, con modelos y diseños diferentes a los que llegaron al recinto, se dieron cita algunos de los rostros más famosos del selecto club de las celebrities.
Una de ellas fue la modelo estadounidense Kendall Jenner, quien acaparó todas las miradas tras plantarse ante las cámaras de photocall con un atrevido vestido negro y plateado con aperturas de infarto.
El diseño, creación de la casa Rami Kadi, llamó la atención por su escote y por estar abierto en ambos lados, dejando al descubierto no solo las infinitas piernas de la joven de 22 años sino un un poco más allá de sus ingles.
La integrante del clan Kardashian-Jenner se convirtió en una de las grandes estrellas de la noche y si su objetivo era llamar la atención, lo ha conseguido de sobra.
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