APP GRATIS

Escasez en Santiago de Cuba: "¡Señores, se acabó!"

Un panorama desalentador amenaza con el resurgimiento de un segundo Período Especial en Cuba.

Colas en Cuba. © CiberCuba.
Colas en Cuba. Foto © CiberCuba.

Este artículo es de hace 5 años

Norma, quien ya alcanza los 86 años de edad, esta mañana salió a escrudiñar las tiendas de Santiago de Cuba, esperanzada de poder comprar algo de “salazón”, término usado por los santiagueros, al referirse a los cárnicos y otros alimentos ricos en proteína.

Pero para decepción de la octogenaria señora, que luego de pasar horas en la parada a la espera de un ómnibus y posteriormente recorrer la urbe, ya con los pies adoloridos, esta vez no encontró qué llevar a su casa.

Cuenta que en su largo recorrido solo pudo ver neveras vacías y colas formidables, que se disipaban al instante de que uno de los vendedores gritara con fuerza y a la vez reflejando cansancio en su voz, “¡Señores, se acabó!”, entre tanto los de la cola, refunfuñaban.

“No hay nada y si uno alcanza a conseguir algo de pollo o carne, mándate a correr para conseguir el aceite, en la casa llevamos más de una semana a base de huevo y manteca de cerdo que nos resolvieron”, describe Norma.

Más adelante, reprochó, “pero eso no es todo, tengo problemas de colesterol y no puedo estar comiendo tanta grasa por otros problemas de salud. El médico me quitó todo eso de la dieta, aunque lo que no sabe el médico o se hace el desentendido, es que, en Cuba, no hay para escoger”, añadió mientras mostraba su bolsa, vacía.

La escasez en Santiago de Cuba se convierte en el tema más citado en las conversaciones y los murmullos en pasillos, paradas y hasta en el transporte público de la cuidad, “no hay pollo y el aceite está desaparecido, lo único que hay es picadillo de res y pavo, que es mejor comerse un cartón que eso. Ni el huevo da señales de vida, de verdad que uno tiene que hacer magia para poder comer”, reseñó un señor en la guagua de la ruta 36.

Al compás del señor, el asunto en la guagua corrió de boca en boca y en un punto todo el mundo seguía la rima como un popular tema musical, repetido y pegajoso.

“Ya vieron lo precios de las verduras que sacaron en la tienda Siglo XX, son para reírse”, añade una señora, quien se encontraba apretujada en el final de la guagua sin apenas notarse entre la muchedumbre.

Entre tanto, un joven con teléfono en mano y un peculiar estilo Emo, agregó, “no hablen, que nosotros somos continuidad”. Casi automáticamente, el corto pero irónico comentario fue motivo de carcajadas para algunos pasajeros del transporte público.

Sin embargo, se hacen presentes los lujos de la Tiendas Recaudadoras de Divisas (TRD) y los exorbitantes precios de los productos ofertados, que se miran, pero no se tocan, aunque estos hagan delirar a los sentidos y mantengan la disyuntiva entre la necesidad y lo alcanzable.

Espárragos a 11.15 CUC el kilogramo y 200 gramos de salmón ahumado en los 21.15 CUC, son algunas de las rarezas ofertadas por estos días, en la TRD Siglo XX, que se muestran en un cartel con letras agrandadas, pero que ante los ojos de los cubanos de a pie, estos importes constituyen un absurdo y vergonzoso chiste.

De ese mismo modo otras tiendas en la urbe santiaguera, también se salen de la realidad salarial del trabajador promedio en Cuba, que apenas alcanza los 30 CUC mensuales, sin contar los 8 CUC que reciben la mayoría de jubilados y casos de asistencia social.

La tienda El Dragón no es la excepción. Mantiene todos sus refrigeradores mermados y solo alcanzan a exhibirse quesos que superan los 25.00 CUC el kilo, tubos de jamón Bravo a 7.25 CUC el kilogramo y los anaqueles solo tienen paquetes de galletas María, a los 3.25 CUC.

Una niña que se encontraba en la tienda antes mencionada, halaba repetidamente a su madre del brazo y vociferaba, “mamá, cómprame galleticas, esas son las que yo quiero”, mientras entre lágrimas, señalaba a donde se encontraban algunos paquetes de galletas, con llamativos colores. Pero la madre ajena, pretendía no escuchar los lagrimeos de su pequeña y solo respondió: “Cállate que no hay dinero para eso”.

El escenario donde se despliega una puesta en escena llamada carestía, una obra a la que nadie quiere asistir, pero que impone sus funciones a diario y parejo para todos, pareciera extenderse también al sector privado, siendo éste en muchos sentidos una salvación a la escasez estatal, aunque con precios también elevados, logra mantenerse con mejores ofertas que los mercados estatales.

“Ni nosotros tenemos la posibilidad de poder conseguir los productos en estos momentos. Las viandas están desaparecidas y la carne de cerdo aún más y cuando aparece tenemos que venderla más cara que de costumbre porque la estamos consiguiendo a sobreprecio. Aunque buscamos opciones y hasta damos facilidades de pago, por lo menos a los viejos clientes y vecinos, para que tengan algo que llevar a sus mesas”, detalló Juan, un cuentapropista del reparto Antonio Maceo.

Hambre y miseria, dos males sociales, supuestamente eliminados de la sociedad cubana, luego del “triunfo de la Revolución”, en la actualidad afloran día tras día en la Isla, donde las aglomeraciones de personas a las afueras de los establecimientos y mercados gubernamentales, se acentúan cada vez más.

La escasez de huevos, aceite, pan, leche, pollo, cárnicos y otros productos, se agrava, dejando a muchos sin alternativas en la cocina y a merced de inventivas repentinas para aliviar la inflación de precios y la carestía de productos alimenticios, un panorama desalentador, que amenaza con el resurgimiento de un segundo Período Especial en Cuba.

¿Qué opinas?

COMENTAR

Archivado en:

Ezequiel Fuentes Morales

Natural de la provincia Artemisa. Graduado en Contabilidad y Finanzas. Se define como incansable luchador por los Derechos Humanos, y es activista por los Derechos LGBTI+.


¿Tienes algo que reportar?
Escribe a CiberCuba:

editores@cibercuba.com

 +1 786 3965 689


Siguiente artículo:

No hay más noticias que mostrar, visitar Portada