Médico cubana residente en España, que perdió a su esposo en el accidente de avión de La Habana: "Él se fue delante"

La vida de la médico cubana Dania Lázara Pérez Rivero cambió el 18 de mayo de 2018, cuando se enteró por las noticias de que el Boeing 737 que Cubana de Aviación tenía alquilado a la compañía mexicana Damohj se había estrellado nada más despegar del aeropuerto internacional José Martí de La Habana. Casi un año después de la tragedia sigue sin saber qué pasó o quiénes son los responsables.

Dania Pérez tenía previsto viajar de vacaciones a su tierra natal, Holguín, desde Barcelona, donde reside con su familia, pero su hija, de 22 años, tenía exámenes. Por eso la familia organizó dos viajes. Primero se fue delante su esposo, loco por ver a su otro hijo en Cuba, y ella y su hija tenían previsto salir pocos días después del fatífico accidente.

"Habíamos quedado en vernos en casa. Nos enteramos del accidente cuando vimos la noticia. Fue desgarradora la incertidumbre porque no podíamos comunicar con la familia. Siempre tuvimos esperanzas de que sobreviviera", cuenta por e-mail a CiberCuba.

El hermano de Miguel López Marrero, fallecido en el accidente de avión de La Habana, lo estaba esperando en el aereopuerto de Holguín. Fue él quien confirmó a Dania que su esposo iba en ese vuelo. "La desesperación fue enorme porque las noticias decían que había sobrevivientes y siempre tuvimos la esperanza de que se encontrara entre ellos".

Dania y su hija hicieron las maletas y viajaron a Cuba. La agencia de viajes con la que tenían comprados los pasajes les cambió la fecha del vuelo inmediatamente sin cobrar ninguna comisión.

Sin embargo, el Consulado de Cuba en Barcelona les dio un documento donde aparecían los nombres de los pasajeros que viajaban en el avión para que ellas gestionaran por su cuenta los pasajes o los cambios que debían hacer.

Al llegar a La Habana, las autoridades de la Isla las trataron "con mucho respeto". "Nos facilitaron hospedaje y transporte para ir a Holguín con los restos de mi esposo".

A Dania no se le paasa por la cabeza pensar en qué podía haber ocurrido si la familia hubiera viajado junta a Cuba."No puedo ni imaginarlo. No es fácil superar una cosa así. Para la familia hubiera sido desgarrador. No puedo pensar en algo así", dice.

Han pasado casi diez meses desde que ocurrió el accidente y ni Dania ni su familia han tenido noticias de la marcha de la investigación en torno al accidente de avión que costó la vida a 111 personas. "No hemos recibido explicación del accidente. Ni qué lo ocasionó ni qué pasó. Lo que hemos podido saber ha sido por las noticias y es muy poco".

Cuando se sufre un mazazo como el que ha recibido Dania, quedan pocas fuerzas para todo lo demás. Aún así, esta médico cubana cambió de trabajo y cada mañana se levanta a las cinco de la madrugada para viajar de Terrassa a Barcelona (36 km) a trabajar en un hospital donde cobra un poco más porque ahora ella es el único sustento de la familia.

También se puso en contacto con un abogado cubano de Consultoría Juridica que lleva el caso de las indeminizaciones. Él le advirtió de que el proceso será largo y lento porque hay muchas personas afectadas y que las compensaciones no serían iguales para todos porque dependerán del impacto económico que la persona fallecida tenía dentro de la familia. "Nos dijo que no necesitamos contratar a un abogado porque ellos llevan el caso; que como vivimos fuera de Cuba se hace un poco más difícil".

Dania se mantiene en contacto con el abogado a través del correo electrónico y está pendiente de cerrar con él una cita para poder hablar teniendo en cuenta la diferencia horaria.

Ella ha seguido de cerca la recuperación de Mailén Díaz Almaguer, la única sobreviviente del vuelo en el que falleció su esposo. "Si le digo la verdad, me da alegría que ella esté bien y que haya podido sobrevivir a algo tan terrible. Que su familia, a pesar de vivir por momentos muy, pero muy duros la tengan a su lado. Me hubiera gustado que mi esposo sobreviviera y que estuviera en la familia".