Después de los primeros cinco juegos de la temporada, José Dariel Abreu andaba bien al bate. Seis hits en veinte turnos –la mitad de ellos extrabases- tenían su promedio en .300. Encima, sumaba siete remolques, par de boletos frente a cuatro ponches, y el OPS le excedía los mil puntos.
Entonces, misteriosamente, empezó a describir un descenso abrumador. Esto es, solo hizo la cruz en seis de 49 chances, y se tomó la friolera de 16 cafés. Desde el cinco de abril hasta esta tarde, el mejor bateador cubano de los corrientes solo pudo empujar tres carreras, con un solitario jonrón.
La caída, hondísima, lo hizo amanecer hoy viernes con una línea ofensiva (.174/.266/.348) absolutamente impropia del más reciente Silver Slugger en la primera base de la Liga Americana. ¿Pito Abreu por debajo de la Línea Mendoza? WTF!?
Podría haber alguna molestia física no declarada. Tal vez esté sintiendo la presión de tener que rendir una campaña sólida que le asegure ofertas el próximo curso, cuando se presente en la agencia libre con 33 años cumplidos. Quizás haya una mezcla de todo eso. Pero una cosa salta a la vista en sus actuaciones más recientes: el tercer madero de los Medias Blancas está discriminando mal.
Atacar envíos fuera de zona no ha sido nunca su costumbre, de manera que algo ha perdido el rumbo en su cabeza o su mecánica en el plato. Especialmente con compañeros en las bases, los contrarios han evadido sistemáticamente “mostrarle” la Rawlings en el área bateable, y por desgracia él ha contribuido facilitándoles las cosas.
La situación, dada su calidad, seguramente experimentará un salto positivo. Lo que ocurre es que dicho brinco debe producirse pronto, de manera que esté a tiempo de emerger de las aguas abisales adonde ha llegado ahora.
“Pito solo tiene que seguir siendo Pito, saldrá de eso”, ha dicho su manager en los ChiSox, Rick Rentería. “Necesita perseguir lanzamientos en la zona que puede manejar, y hacer lo que sabe hacer”.
De momento, ¡atención!, esta noche ha traído buenas nuevas: el ‘79’ acaba de soplar sencillo y biangular en cinco turnos en su compromiso ante Detroit, con sus impulsadas 499 y 500 en el mejor béisbol del mundo.
Venga, pues, el despegue.
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