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"En Yaguajay hoy no se puede comer pescado fresco del mar"

Estos pescadores antes ejercían la actividad de manera ilegal, y ante las presiones y los aparentes beneficios económicos que supuestamente se derivarían de la nueva modalidad se acogieron a la contratación con el estado para comercializar el pescado, sin embargo, fue peor el remedio que la enfermedad.

Pescadores en Sancti Spiritus © Escambray / Oscar Alfonso
Pescadores en Sancti Spiritus Foto © Escambray / Oscar Alfonso

Este artículo es de hace 4 años

Yaguajay abarca toda el litoral norte de la central provincia de Sancti Spíritus, tiene más de 50 kilómetros de costa y una vieja tradición pesquera; sin embargo, el gobierno, y su mejor aliado el burocratismo, impiden que en este municipio hoy se pueda pescar.

"Ni el mismísimo Indalecio Morffi , con casi un siglo de vida, lo creería después de criar seis hijos en Playa Carbó, donde vivió buena parte de su vida como pescador", así inicia su reportaje sobre el tema el semanario provincial Escambray. Un artículo periodístico que bajo el título Yaguajay: ¿y el pescado pa' cuándo?, analiza los sinsentidos y abusos que acompañan el caso.

José Luis Morales Ramos es patrón de uno de los 12 barcos que conforman la Brigada de Pesca de Episan. Como el resto de sus compañeros no ha podido hacerse al mar en lo que va de año, a pesar de que todos sus documentos están en regla, los contratos actualizados y las embarcaciones cumplen los parámetros exigidos para desempeñarse en esa actividad.

Morales no encuentra respuestas ante tantos papeles, entuertos y obstáculos: “llevamos meses pidiendo que se reúnan con nosotros para aclarar toda la situación, pues nosotros vivimos de esto, y el pueblo demanda el pescado”, explicó a Escambray.

Yunior González sostiene con su trabajo una familia de tres hijos. Él compró un barco y ahora mismo lo tiene en tierra.

Estos pescadores antes ejercían la actividad de manera ilegal, y ante las presiones y los aparentes beneficios económicos que supuestamente se derivarían de la nueva modalidad se acogieron a la contratación con el estado para comercializar el pescado, sin embargo, fue peor el remedio que la enfermedad.

En busca de argumentos lógicos que sustenten la irracional medida, Escambray telefoneó a Inés María García Ramonet, quien es la directora adjunta de Episan. La funcionaria precisó que su empresa "evaluaba la factibilidad de continuar pescando en Yaguajay, debido al incumplimiento de los planes de captura en el 2018, hecho que contradice la aprobación de un plan para el actual año", apunta el rotativo.

Algo más descabellado aún es que la directora reconozca como una de las causas de la suspensión pesquera, que a su entidad le resulte "difícil controlar la pesca en el norte de la provincia". O sea, ante su incapacidad manifiesta para ejercer el control, la decisión es suspender una actividad económica de largo arraigo en el municipio, y que garantiza alimento y sustento diario a cientos de personas.

Los pescadores afectados se refieren también a otros problemas recurrentes, como son el descontrol y la informalidad por parte de la empresa y su principal representante en Yaguajay. "Ellos se quedaron esperando por tres reuniones a las que fueron citados para resolver el problema con la pesca comercial privada en Yaguajay", reconoce Escambray, y continúa:

"Sin embargo, ello no ocurrió en la fecha prometida y persiste la odisea, llena de entuertos, falta de comunicación y control que marcan esta historia, todo lo cual impide a los pobladores de Yaguajay consumir pescado".

El medio de prensa culpa a la empresa de la actual situación, y a la vez deja entrever que si la causa fuera la baja productividad muchas otras entidades del estado debieran quedar paralizadas.

"¿Quién puede negar que el burocratismo, la inercia y otros problemas de dirección de Episan no son los culpables de la problemática? Ello sin menospreciar el incumplimiento de los planes productivos por parte de las embarcaciones, un punto que, a mi juicio, no puede ser determinante para paralizar la actividad, de lo contrario, ¿cuál sería la suerte de otras ramas de la economía?", inquiere Escambray.

Danilo Castro Díaz, integrante de una de las embarcaciones pone en cuestionamiento por su parte los bajos niveles productivos que aducen desde la empresa: “El año anterior, a pesar de las roturas del barco, lográbamos una captura superior a las 2 toneladas sorteando la inestabilidad con el hielo y comprando del bolsillo las artes de pesca”, recordó en su entrevista.

A pesar de las consecuencias de tan irracional medida para los pescadores y sus familias, no son ellos los más afectados quizás, sino los miles de pobladores del norteño municipio, pues en Yaguajay no se vende pescado fresco, y apenas se comercializan pastas, croquetas y otros derivados, de manera intermitente, puntualizó el periodico espirituano.

Privar a un pueblo de profunda tradición pesquera de los frutos del mar que lo baña, es un asunto muy serio como para tomarlo a la ligera. Tal y como reflexiona el semanario espirituano: "Razones más que suficientes existen para reanudar la pesca privada comercial en Yaguajay, cuya comercialización se convierte en paliativo del plato fuerte ante la inestabilidad de otras opciones alimentarias, sin desdeñar que deviene fuente de empleo para pescadores y sus familias.

Por lo pronto, la suerte de estos pescadores y de las tantas familias que buscan alimentos en los días que corren, queda en manos de la burocracia y su filosofía ancestral: "encontrarle a cada solución un problema".

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