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Víctimas de Chernóbil hablan de su experiencia en Cuba

"No era como estar en un hospital. Hasta los niños más enfermos lo pasaban bien", ha dicho Roman Gerus, un ucraniano que llegó por primera vez a Cuba con 12 años, afectado por una enfermedad de la piel.

Víctimas del desastre nuclear de Chernóbil en Cuba © YouTube
Víctimas del desastre nuclear de Chernóbil en Cuba Foto © YouTube

Este artículo es de hace 4 años

"No era como estar en un hospital. Hasta los niños más enfermos lo pasaban bien", ha dicho Roman Gerus, un ucraniano que llegó por primera vez a Cuba con 12 años, afectado por una enfermedad de la piel producto del desastre nuclear ocurrido en la planta soviética de Chernóbil en 1986.

Gerus tiene ahora 27 años y contó a BBC sus recuerdos de su estancia en Cuba durante el programa “Niños de Chernóbil”, implementado en la capital cubana entre 1990 y 2011, el cual brindó atención médica a más de 20, 000 menores de edad en Tarará, Habana del Este.

Este joven ni siquiera había nacido cuando tuvo lugar la mayor catástrofe nuclear de la historia en la frontera de Ucrania y Bielorrusia, pero sus padres vivían en una zona cercana a la estación nuclear donde se originó el accidente y la contaminación lo habría alcanzado.

"Aunque era pequeño, era capaz de entender que la situación de los cubanos era difícil, había mucha pobreza”, recordó Gerus.

“Aun así fueron siempre muy agradables, desde los trabajadores de la cocina, hasta los profesores, los encargados de seguridad, los médicos...", dijo sobre el grupo de trabajadores que participaron del programa creado por Fidel Castro.

Gerus fue atendido en Cuba en tres ocasiones. "Cada vez fue diferente, pero todas ellas las disfruté. Es algo que recuerdo con cariño, quiero regresar a Cuba con mi familia para mostrarles la isla", comentó.

"Nadábamos mucho. El océano era precioso. Íbamos con los profesores a la playa, era parte del tratamiento. Siempre queríamos ir", relató Gerus. También dijo que algunas noches iban al cine o la discoteca.

La corresponsal del servicio ucraniano de la BBC en Kiev, Diana Kuryshko, explicó en el reportaje sacado por este medio que el proceso de selección de los participantes en el programa médico cubano no fue del todo transparente.

"Eras muy afortunado si tu hijo o hija podía ir a Cuba. No quedó muy claro cómo eligieron a los participantes, la realidad es que muchos de ellos no eran de familias precisamente humildes", indicó Kuryshko.

En Tarará recibieron tratamiento desde niños con cáncer, parálisis cerebral y problemas dermatológicos, hasta los que presentaban malformaciones, enfermedades digestivas y trastornos psicológicos.

Gerus fue uno de los niños que pasó estancias cortas en el país, debido a que su condición no era de las más graves y logró recuperarse totalmente.

"Recuerdo un mar increíble, las olas, los atardeceres, la naturaleza y los helados, pero también me acuerdo de niños con graves problemas de salud", expresó otra paciente, Khrystyna Kostenetska, que también perteneció al grupo de los que presentaban lesiones menores.

Ambos aseguran que el clima y el sol de la Isla ayudaron a sanar sus afectaciones a muchos.

"Las dos veces estuve allí 40 días. Se supone que ese es el período en el que el cuerpo humano tiene la capacidad de recuperarse de una dosis baja de radiación", agregó Kostenetska.

Este año, 50 niños ucranianos, descendientes de personas que fueron dañadas por el desastre nuclear, recibirán cuidado médico en Cuba.

Cuba y Ucrania trabajan en un acuerdo de cooperación en el área de salud, que toma como punto de referencia el programa anterior “Niños de Chernóbil”.

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