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'Chernobyl', segunda parte con saludable picaresca cubana

Los tardocastristas han desengavetado la solidaridad y se han puesto a organizar el trasiego de niños ucranianos hacia La Habana para darles tratamiento.

Fotograma de Chernobyl © IMDB / Chernobyl
Fotograma de Chernobyl Foto © IMDB / Chernobyl

Este artículo es de hace 4 años

Los tardosoviéticos y el tardocastrismo se han aliado para revivir la tragedia de Chernobyl con fines políticos y económicos, usando como pretexto una miniserie de HBO que ha cosechado gran éxito de audiencia en Estados Unidos y Gran Bretaña y entre los consternados comunistas soviéticos que aún recuerdan con horror la magnitud del desastre y los empeños del Politburó por ocultar y suavizar la catástrofe.

El periódico Granma, órgano oficial del Partido Comunista de Cuba, ha tenido la osadía de publicar una crítica sobre la serie, algo normal en cualquier publicación; salvo el detalle de que la serie criticada no se ha visto en Cuba.

Los tardosoviéticos han echado mano de la imaginación y en un golpe de audacia han vibrado con una revelación novedosa: el causante de la explosión del reactor atómico de Chernobyl fue un agente de la CIA.

Los tardocastristas han desengavetado la solidaridad y se han puesto a organizar el trasiego de niños ucranianos hacia La Habana para darles tratamiento. Otra audacia de la medicina revolucionaria pues los niños de entre 8 y 10 años de ahora son hijos de padres que a lo mejor ni se conocían cuando explotó el reactor inundando al ambiente de humo tóxico y matando a medio centenar de personas, aunque TASS solo reconoció inicialmente dos fallecidos y luego sumó 29, para acabar reconociendo 54 y, a partir de ese guarismo se puso a debatir con la OMS y otros organismos internacionales sobre la cifra real de muertos y enfermos.

La solidaridad es un valor humano, nunca patrimonio de una ideología o sistema político, pero segunda partes nunca fueron buenas y el gesto ágil de Fidel Castro de aprovechar el desconcierto soviético por la perestroika y Chernobyl recibiendo a niños en Tarará (este de La Habana) se ha visto empañado ahora con el oportunismo ramplón del tardocastrismo.

¿Podrían los ministerios de Salud de Cuba y Ucrania publicar datos de los niños tratados en Cuba que han conseguido sobrevivir?

Y la maniobra politiquera del tardocastrismo sigue obviando un tema duro para Cuba, los estudiantes que hace 33 años vivían cerca de la central nuclear de Chernobyl y algunos de los cuales participaron en labores de limpieza y descontaminación y que podrían haber enfermado de leucemia y otras patologías como consecuencia de la contaminación atómica.

No se trata de negarle el pan y la sal a los ucranianos y soviéticos en general, que fueron solidarios con Cuba hasta el extremo de superar, en la ayuda a Cuba, la cuantía económica del Plan Marshall de Estados Unidos para Europa, después de la Segunda Guerra Mundial.

Por mínima que fuese la mejoría, las víctimas de Chernobyl merecen ayuda y solidaridad; pero también la merecen los cubanos afectados por el “incidente”, como calificó TASS el peor desastre nuclear de la era soviética.

En política, no todo vale; por muy listos que se crean los compañeros Balaguer y Morales Ojeda, corresponsables junto con el Buró Político y el actual ministro de Salud Pública, José A. Portal Miranda, de los índices de dengue, zika, chikunguña y asma que asolan a los cubanos empobrecidos.

Ya sabemos que la CIA y sus agentes con capaces de todo lo malo, malísimo. Lo que necesitamos saber, sobre todo los cubanos de adentro, es lo bueno, buenísimos que son los tardocastristas.

Los tardosoviéticos han anunciado una próxima serie con su versión sobre Chernobyl made in CIA; mientras aguardamos por el estreno, Granma puede seguir informando sobre los índices de insalubridad en Estados Unidos.

Menos mal que eran esos malos batistianos los que usaban la atención médica como moneda de cambio política, obligando a los pobres a entregar sus cédulas electorales a cambio de atención médica; como hacen los médicos cubanos en Venezuela, por ejemplo.

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Artículo de opinión: Las declaraciones y opiniones expresadas en este artículo son de exclusiva responsabilidad de su autor y no representan necesariamente el punto de vista de CiberCuba.

Carlos Cabrera Pérez

Periodista de CiberCuba. Ha trabajado en Granma Internacional, Prensa Latina, Corresponsalías agencias IPS y EFE en La Habana. Director Tierras del Duero y Sierra Madrileña en España.


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