La falta de personal para trabajar en el campo es uno de los principales problemas que afecta a la agricultura en Cuba.
En el polo Cauto-La Yaya, situado en el municipio Jiguaní, en la provincia Granma, las autoridades han tenido que acudir a los presos para tratar de suplir la escasez de mano de obra, pero ni siquiera esa medida es suficiente.
Así lo aseguró a Cubadebate Diosvany Armas del Toro, director de la Empresa Agropecuaria Jiguaní, quien recalcó que el terreno comprende unas 620 hectáreas cultivables que se encuentran bastantes intrincadas, lo cual dificulta aún más su situación.
“Tenemos un contrato con el Ministerio del Interior para emplear a reclusos, pero esto aún no satisface”, señaló.
Según el dirigente, para garantizar la siembra y las cosechas se han apoyado también en las movilizaciones convocadas por el Partido y el Gobierno, y en la cooperación de otras entidades, pues la fuerza laboral con que cuentan no suple las necesidades.
Por su parte Jorge Luis López Reyes, subdelegado agrícola en la provincia, Granma, aclaró que “con la fuerza laboral hay dificultades en todos los polos de la provincia”.
En su opinión, el problema no se solucionará definitivamente con las movilizaciones por organismos, sino con la introducción de tecnologías que permitan aumentar los rendimientos agrícolas y los ingresos de los productores.
Cuba posee una superficie agrícola de 6,2 millones de hectáreas, sin embargo, el sistema es tan deficiente que anualmente debe importar más de 2 mil millones de dólares en alimentos.
Muchos campesinos cubanos, agobiados por la demora en los pagos, la carencia de insumos e instrumentos, equipamiento y vestuario, y la inexistencia de un mercado mayorista para el abastecimiento, emigran para otros sectores más atractivos.
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