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Muchos cubanos volvieron a soñar con Japón durante la retransmisión de “Shogun”

Los martes y jueves por Cubavisión, alrededor de las once de la mañana, se programa una versión de esta célebre teleserie.

Escena memorable de "Shogun" © Indiewire.com
Escena memorable de "Shogun" Foto © Indiewire.com

Este artículo es de hace 4 años

Se puede decir que en Cuba se está viendo una versión de Shogun, porque originalmente se trataba de una miniserie de cinco capítulos, de dos horas de duración cada uno, de modo que los cubanos están viendo otra edición, que se adapta, en cuanto a duración por capítulos, a los requerimientos de la televisión nacional.

De cualquier modo, esta coproducción entre televisoras norteamericanas y japonesas, realizada en 1980, dirigida por Jerry London, y basada en la novela homónima de James Clavell, ha vuelto a conseguir la atención de muchos espectadores, a pesar del ritmo parsimonioso e, incluso, lento con que se cuentan las acciones e intrigas ambientadas en el Japón feudal del año 1600, y la narración de la subida al shogunato del daimyo Toranaga.

Shogun fue producida después del éxito de la miniserie Raíces (1977) que fue emitida por ABC Network en 1977. El éxito de Raíces, así como también de Jesus of Nazareth (1977), motivó la realización de muchas otras miniseries durante los años 80. La NBC tuvo, con Shogun, la mayor audiencia semanal en su historia, y un promedio de 26,3 de audiencia, de modo se transformó en la segunda más alta en la historia de la televisión nortamericana después de la ABC con Raíces.

Uno de los elementos que contribuyó sobremanera al extraordinario éxito de la serie en los años ochenta, y todavía ahora cuando se retransmite, es que toda la acción y los personajes están vistos desde la perspectiva del marinero inglés John Blackthorne (interpretado por el muy televisivo Richard Chamberlain), cuyas hazañas están inspiradas vagamente en un personaje real, William Adams. Y ese punto de vista era fácil de adoptar por el espectador occidental, un grupo en el cual se encuentran los cubanos.

Ganadora del premio Emmy de horario Primetime como mejor miniserie, la serie cuenta entre sus virtudes la combinación entre elementos históricos, acción, épica y romance, la autenticidad de la narración y de la ambientación, pues se filmó enteramente en Japón y los personajes japoneses hablan en su idioma, la música de Maurice Jarre, y las actuaciones tanto de Chamberlain en el papel de Blackthorne, llamado por los japoneses Ang-jin-san y, sobre todo, del genial Toshirō Mifune, en el papel de Yoshi Toranaga-san. Impresionante también la actuación de Yōko Shimada, el principal papel femenino, como Mariko Buntaro-Toda.

Originalmente, según el documental La creación de Shogún, realizado para elogiar una teleserie que se había vuelto de culto, el escritor James Clavell buscó a otros actores británicos para interpretar a Blackthorne, como Sean Connery quien rechazó el trabajo por menospreciar la televisión, y también fueron considerados Roger Moore y Albert Finney.
Finalmente, el papel fue para el norteamericano Richard Chamberlain quien gozó de fama en el cine británico gracias a filmes muy notables como The Music Lovers (1970), Lady Caroline Lamb (en la cual interpretaba a Lord Byron, 1973), The Three Musketeers (1973), The Count of Monte Cristo (1975) y The Man in the Iron Mask (1977). A finales de los años setenta, Chamberlain se transformó en el rey de las miniseries a través de Centennial (1978–79), Shōgun (1980), y la melodramática The Thorn Birds (1983) que le confirió eterna fama de galán atormentado.

La actriz Yōko Shimada habló todo el tiempo en inglés, aunque lo hizo dificultad porque no sabía el idioma, y se aprendió sus frases fonéticamente. Después, a la largo de la filmación, su inglés mejoró considerablemente, y su aprendizaje explica la naturalidad y el verismo en las célebres escenas en que ella le enseña al extranjero algunas frases en japonés. El rápido aprendizaje del marinero le permitió creer a miles de espectadores que el japonés es un idioma facilísimo.

En el documental mencionado, La creación de Shogun se asegura que ocurrió un crecimiento del número de restaurantes de comida japonesa en Estados Unidos (sobre todo casas de sushi) gracias al éxito de la serie. El documental asegura también que muchos se quedaban en sus casas para verla, algo sin precedente para una cadena de televisión, pues el VCR casero todavía era muy caro, y no era común en los hogares.

A través de Shogún, y las varias veces que ha ocupado un espacio en la televisión de la Isla, los cubanos pudimos acercarnos al idioma, las costumbres, a lo que significa ser un samurai o una geisha, la ceremonia de té, y muchas otras especificidades de las tradiciones niponas.

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Joel del Río

Joel del Río. Periodista, crítico de arte y profesor. Trabaja como redactor de prensa en el ICAIC. Colabora en temas culturales con algunos de los principales medios en Cuba. Ha sido profesor en la FAMCA y la EICTV, de historia del cine y géneros cinematográficos.


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