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Madre desesperada en Cuba: Vive en condiciones inhumanas mientras su bebé recibe quimioterapia

"Tengo un lactante de nueve meses sometiéndose a un proceso de quimioterapia, viviendo en una facilidad temporal con condiciones inhumanas y para colmo sin electricidad”, dice la madre Leydi Laura Bencomo.

Consolación del Sur, Pinar del Río © Periódico Guerrillero
Consolación del Sur, Pinar del Río Foto © Periódico Guerrillero

Este artículo es de hace 4 años

Desesperada ante el peloteo, la desatención y la indolencia. Así se encuentra Leydi Laura Bencomo, una madre vueltabajera que decidió hacer público su pesar, cuando escribió a la redacción del periódico Guerrillero, para que el gobierno local por fin tome cartas en el asunto y busque una solución inmediata a la situación en que se encuentra su familia.

Ella como muchos cubanos clama ahora mismo por una vivienda o al menos porque se les mejoren las condiciones de habitabilidad del lugar donde habitan. Sin embargo, su caso difícilmente sea equiparable al de otras tantas familias que ahora mismo tampoco tienen un techo seguro.

«Mi esposo y yo vivimos en una facilidad temporal con nuestros dos hijos, una niña de tres años y un bebé de nueve meses. Este último fue operado de cáncer a los seis meses de nacido debido a una retinoblastoma. En dicho procedimiento perdió su ojito derecho y en estos momentos se encuentra recibiendo quimioterapia», transcribió textualmente el semanario Guerrillero, desde su sección Buzón Abierto.

Según explica la remitente, la actual morada, —número 244, de la calle 9, entre 2 y 53, del consejo popular Villa II, en Consolación del Sur—, fue certificada como un caso crítico, por parte de la Dirección Municipal de la Vivienda, motivo por el cual comenzó a tramitar un subsidio.

Denuncia aparecida en el semanario Guerrillero, de Pinar del Río

Sin embargo, en los últimos días ha perdido toda esperanza de acceder a esa ayuda que normalmente debe entregar el gobierno a las familias más desfavorecidas o de escasos recursos: “Como si lo anterior fuera poco, el delegado de la zona nos comunicó que según las informaciones recibidas tampoco nos van a otorgar el subsidio que tanto necesitamos”, explica la mujer.

Según los detalles que ofrece en su misiva a Guerrillero es posible imaginarse el difícil panorama en que se encuentra sumida esta familia pinareña: “Ahora mismo no tenemos corriente desde hace cuatro días, pues dependíamos de una tendedera que entró en corte y según nos han explicado no nos pueden ayudar a resolver este problema de forma tradicional e institucional, ya que el poste más cercano está a 50 metros”, puntualiza la joven, quien con anterioridad se ha dirigido infructuosamente a las autoridades competentes que pueden resolver su caso.

“Me siento peloteada y mal atendida, pues mi caso lleva un análisis profundo y una respuesta inmediata. Tengo un lactante de nueve meses sometiéndose a un proceso de quimioterapia, viviendo en una facilidad temporal con condiciones inhumanas y para colmo sin electricidad”, resume la remitente.

La situación no puede ser menos chocante en un país donde no faltan viviendas para entregar a conveniencia por parte del gobierno. Donde cada vez es más normal que los dirigentes y funcionarios públicos tengan más de una morada, y un modo de vida realmente ostentoso, a pesar de las históricas alusiones retóricas al socialismo, la igualdad y la asistencia social.

Sin embargo, esas mismas autoridades a las que no les resulta complicado gestionar una vivienda para un pelotero destacado o un dirigente promovido a un cargo superior, son las mismas que aun sabiendo los pesares de esta familia pinareña, han hecho caso omiso a su situación.

«Es de mencionar que las máximas autoridades del territorio han visitado mi vivienda y han constatado la situación tan crítica por la que estamos atravesando», transcribe el periódico, pero sin cuestionarse de qué le ha servido a la remitente que los gobernantes conozcan su caso, cuando ni siquiera será merecedora de un subsidio para la construcción.

En junio pasado el propio semanario Guerrillero —Órgano Oficial del Comité Provincial del PCC en Pinar del Río— publicaba una nota de prensa firmada por el Ministerio del Interior, mediante la cual se prometía a todos aquellos jóvenes que optaran por formarse como instructores penales (carceleros) algunas prebendas, entre las que figuraban: “artículos electrodomésticos, vivienda y facilidades de atención médica”.

Pero Leydi Laura Bencomo, hasta donde sabemos, no es una instructora penal, sino una madre desesperada por la salud de su bebé y las “condiciones inhumanas en que se encuentra su familia.

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