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Cineasta Enrique Colina se manifiesta contra el racismo a propósito del programa de Amaury Pérez

Colina opinó que en los últimos años puede reconocerse un crecimiento de la presencia física del negro en los medios de la Isla, la cual, sin embargo se manifiesta “tardíamente”.

El cineasta Enrique Colina recordó el contexto de su niñez. © Facebook/Sandra AbdAllah-Alvarez Ramírez/Enrique Colina
El cineasta Enrique Colina recordó el contexto de su niñez. Foto © Facebook/Sandra AbdAllah-Alvarez Ramírez/Enrique Colina

Este artículo es de hace 4 años

El realizador cubano Enrique Colina dirigió un texto a la activista por los derechos sexuales y la igualdad racial, Sandra AbdAllah, en el que expone algunas consideraciones sobre el racismo en Cuba, tras la polémica que generaran en las redes sociales las expresiones en televisión del historiador del Ballet Nacional de Cuba, Miguel Cabrera.

En el programa Con dos que se quieran, que conduce el trovador Amaury Pérez, Cabrera comentó que se estaba gestando una “mulatocracia” en el ballet y que el bailarín Andrés William “no es negro, es azul”. Lejos de lograr un efecto de realce hacia el carácter desprejuiciado del Ballet Nacional de Cuba (BNC), las palabras del historiador motivaron numerosos comentarios en su contra.

Al respecto, el cineasta Colina, director de la película Entre ciclones y del programa televisivo 24 por segundo durante más de tres décadas, opinó que en los últimos años puede reconocerse un crecimiento de la presencia física del negro en los medios de la Isla, la cual sin embargo se manifiesta “tardíamente”.

El texto fue acompañado por una foto en la que figura Colina acompañado por amigos de la infancia en el barrio habanero del Vedado, antes de 1959, cuando la segregación se manifestaba más abiertamente que en el período en que gobernó Fidel Castro, para el cual uno de sus anunciados presupuestos era el fin de la desigualdad racial.

“Por carácter transitivo esta experiencia contribuyó a que apoyara a la revolución en su proyecto humanista para la reivindicación del sector históricamente más explotado y miserable de nuestro pueblo: el negro”, escribió el cineasta.

Al mismo tiempo señaló que, pese a la convicción antirracista, la conducta racional y emotiva arrastra de manera inconsciente los prejuicios raciales que vienen de la intolerancia esclavista y persisten hasta el día de hoy. También explicó que este pensamiento no es unidireccional, sino que existe, de igual forma, “del negro hacia el blanco”.

“Por eso creo indispensable que no solo aparezcan periodistas y comentaristas negros en el noticiero de la TV; o parejas birraciales mixtas en las telenovelas; o funcionarios y políticos negros como altos dirigentes del Partido y el Gobierno; se necesita abordar el tema públicamente para discutir esta imperiosa e incómoda inquietud que compromete nuestra integridad moral”, expuso.

“¿Por qué no se le dedica una Mesa Redonda si este espacio a menudo aborda temas redundantes en su afán propagandístico oficialista? ¿Por qué no promover a través del sindicato, los CDR y la FMC alguna reunión para escuchar la opinión de blancos, negros y mulatos sobre la incidencia social, económica y cultural de estos prejuicios soterrados?”, cuestionó Colina.

Más de sesenta años después, el cineasta rememoró el contexto que inculcó en él, criado en una familia blanca de clase media, un sentimiento antirracista, pues los niños negros con los que compartía, vivían en “un cuartucho del solar de la calle 14 que tenía en su patio central un lavadero y un baño, compartidos por todos los vecinos, quienes ocupaban otros 10 cuchitriles similares”.

Evoca en su carta que “Mongo y el Coreano eran hermanos, hijos de una mujer negra ama de casa que se llamaba Nieves, madre también de otra hija. El marido y padre de familia era un albañil que a duras penas se ganaba la vida en la construcción. Mi relación infantil de estrecha amistad con ellos me sirvió para que se desarrollara en mí un sentimiento fraternal antirracista, sensibilizándome en el reconocimiento de la pobreza y carencias en las que vivían”.

Raúl Soublett, coordinador del grupo Alianza Afro-Cubana, entregó recientemente una carta en el Instituto Cubano de Radio y Televisión (ICRT) en la que pide a esta entidad una “disculpa pública”, por los “comentarios discriminatorios” en el programa de entrevistas que conduce el cantautor Amaury Pérez.

Hace algunos meses el espacio de Pérez fue igualmente objeto de críticas al cuestionar la postura crítica del cine cubano actual ante la realidad social de la Isla.

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