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Memoria del Exilio: Prestidigitación e ilusionismo de la Revolución Cubana

Y, como buenos magos, siempre piden -exigen y hasta intentan hacerlo formar parte de la conciencia colectiva- el aplauso del público.


Este artículo es de hace 4 años

Tuve de amigo a un empecinado borracho, que solía decir que la Guerra Fría, era, verdaderamente, entre el whisky y el vodka.

Tal y como pintan las cosas, al parecer, en la gélida contienda, va ganando el último.

Porque si bien hubo una tregua de años - o, un congelamiento, para seguir con los mismos términos de descensos de temperatura - la confrontación ruso-norteamericana vuelve, esta vez con más fuerza, a la convulsa palestra internacional.

O, al menos, es lo que pinta estar virando el orbe, patas arriba - si es que pudiese definirse asuso y debajo en una esfera - cual maloliente borrachera, de grosero cosaco, enardecido, lelo, agresivo, bruto, descompuesto y barato.

Todo está regresando. En otras palabras, en hijos de Putin nos están transformando.

Pero vuelve - curiosamente junto con “los bolos” y con nuevos bríos - una nueva versión libérrima del miserable albedrío de otro “período especial en tiempos de paz”. *

* ¡Mira que comía pin… nuestro titulador mayor!

Al tiempo que torna - en un “comeback” fastuoso, por más que anunciado y esperado, también, el dólar a nuestra tierra *

Todo eso traerá consigo, como es ya costumbre, el chicle en la boca y la presencia de asesores, poseedores de una fortísima peste a grajo. Kanieshna, brother?

*¿Volverá la carne en lata y los ositos Michas de cerámica? ¿Y el yogurt, de a peso, el litro, en el Minimax? ¿Y nueve mil quinientos cincuenta? ¿Volverán las colas de Sears, además?

En fin, que reaparece el circo eslavo sobre nuestra pista caribeña.

Ahora que la caimana atesora una experiencia de puta vieja, con más de sesenta años practicando una comunista nigromancia.

En un abrir y cerrar de ojos - incluso, a la cara y a ojos vista; ya hasta en contra de la opinión pública mundial - ellos lo desaparecen todo. *

* Lo mismo la papa, las noticias, que la vida de un opositor.

Lo primero que se “echaron al pico” fue la libertad. Creando, a su vez, su deformado espejismo.

De esa manera, el “primer territorio libre de América”, como vende el slogan inicial, se ha convertido en la dictadura más antigua y duradera del hemisferio occidental.

Esconden bolas, lanzan rumores, maledicencias, chismorrean, confabulan, difaman, vilipendian a quienes se les enfrentan, u osen criticarlos. Porque ellos se consideran dueños de la verdad absoluta y hasta vislumbran un futuro luminoso*. Sólo de, con, para y a su manera.

* Inmersos en perseverantes apagones, mientras.

Lo que no lograron hacer los mafiosos con Cuba, debido al triunfo castrense, lo están, finalmente, consiguiendo los militares dueños del país.

Desaparecieron las buenas costumbres, la elegancia, las finas maneras, la comprensión, la ética. Arrasaron con la estética. La arquitectura cubana fue reducida a cero. *

* Alamar es el ejemplo cimero.

La ciudad se derrumba, entretanto, los que se denominan, a sí mismos, como “paladines de la justicia”, levantan fastuosos hoteles -pletóricos de mal gusto, como casi todos los albergues del mundo - para que el turista embelesado, sienta guerrilla ajena en sus cómodos fueros internos, mientras contempla, complacido y militante, la belleza en el desaguisado de la miseria circundante. *

* La carestía comencé a notarla, desde niño, cuando dejaron de vender Canada Dry, en la bodega de la esquina. Luego escasearon las historietas con muñequitos, los juguetes se normaron, apareció, para siempre la cola, todo se politizó y lo peor de lo peor, se me fueron Cachucha y Ramón, los dos seres más graciosos que salían por la televisión.

Se evaporó poco a poco todo. Como la leche, la leche en polvo, el huevo, la cebolla, el pan, la gasolina* y la madre de los tomates.

* La lista de carencias y faltantes es variada, copiosa, abundante y, al parecer, interminable, en estos largos extenuantes años. Cuando no hay una cosa, falta la otra. Y viceversa.

Como se ocultan pasajes, personajes, o hechos cimeros de nuestra cultura, idiosincrasia e historia.

Urdieron un cuento nuevo.

El de nunca acabar.

El de la buena pipa.

Cruento, grasiento, lleno de grisuras.

Y se desintegró la ortografía - sobre todo, al nivel de la dirigencia - que raya ya en los límites de la extinción, dan ajena vergüenza.

Y despiden - o defienden, justificando, las expulsiones de - profesores en los centros de estudio. Por pensar diferente. *

* Porque para ellos la escuela existe, para que todos pensemos igual. Por eso, premian, con un mayor salario, a un imbécil militar. Es decir: se estimula más a quien mata, que a quien enseña. Un mal universal.

Durante una época, sustituyeron los maestros por emergentes video caseteras. Hay toda una generación que se “educó” con instrucciones grabadas. Y algunos, sin derecho a rebobinar.

Cacarean, aniversario tras aniversario, que convirtieron los cuarteles en escuelas.

Sí, seguro; para transformar la educación en bazofia, en manual manipulado, en cartilla de campamento. En libreta de abastecimiento. En burdo adoctrinamiento.

Por supuesto que es gratis. ¿Quién iba a pagar por eso?

Y en la consecución de un “hombre nuevo” los logros vistos apuntan, o, a psiquitrillados repetidores de consignas, chivatones, agentes encubiertos, escandalosos diplomáticos, guarapitos, o, en la acera opuesta, pero, de la misma calzada, a patriotas hiper dolarizados reggetoneros. * Linda suciedad socialista. La cochambre.

* ¡Claro que hay sus excepciones! A Cuba la salva el modo natural con que produce talentos. Así como, la hunden, la cantidad de hijos de puta autóctonos, externos e internos. Quiero decir, igualmente, extremos.

Gratuito es el servicio médico, sí. Pero, si te ingresan, tienes que llevarlo todo a unos hospitales, donde los baños languidecen sin higiene, las medicinas hay que zapatearlas cuando aparecen en las farmacias y los mejores doctores son para la exportación, o para la clase pudiente, léase: dirigente. *

* Hace poco, alguien me contó, como, en Holguín, están mandando a los enfermos, para las casas, por falta de agua.

Lo importante, es sólo la imagen que proyectan al resto del universo. “La percha”, el “looking”, como se dice vulgarmente; el qué dirán.

Así, limpian las calles de perros vagabundos - no de la basura apabullante que se aglomera en muchos sitios - allanando el camino a la visita del primer monarca ibérico que nos visita. Sangrienta pleitesía. En otra época quizás hubieran matado indios, o esclavos, para agraciar a vuestra merced. ¡Habrase visto mayor ejemplo contemporáneo de feudalismo!

Se perdió el ganado vacuno. Del ovino, ni se sabe que existe. No se sabe bien qué desapareció primero; si el huevo, o la gallina. El pollo pasó por pescado. El gusto al buen café, nos sabe a chícharo.

En el número de la volatilización del marisco - principalmente, la langosta y el camarón - y de la carne, ya son más que especialistas. ¡David Copperfield es un niño de tetas al lado!

Eliminaron la posibilidad de debate para con todo lo que no está en su programa. Lo que se sale del guion - dictado desde arriba para el show - hay que apagarlo, encubrirlo, callarlo y decretarlo, o enemigo, escoria e inservible.

Todas las buenas cosas se esfuman. Sólo aparecen, curiosamente - y con una asiduidad pasmosa - en casa de los dirigentes. ¡Claro, son los jerarcas de los trucos!

Entre los profusos apodos que Fidel Castro acumuló - no tantos como su incalculable riqueza - destacó, en una época, el de Mandrake. Y, en otra, el viejo Djin Jotavich. *

*Con aquello de “me arranco un pelo de la barba…”

El inigualable animador Matt Groening - creador de LOS SIMPSOMS - lo sintetizó, de manera magistral, en uno de los capítulos de su formidable serie.

Homero se roba un brillante muy importante en los Estados Unidos y decide escapar de la policía, refugiándose en “la isla de la libertad”. Sin mencionar nombre específico, creo recordar, se reúnen con un dictador barbudo - Fidel al estilo Simpsom, imaginen esa talla - al que le enseña el diamante, mientras le explica la situación. “Esteban” - por “este bandido” - toma la joya en sus manos, la mira, e, inmediatamente, se la mete en el bolsillo, preguntándole al protagonista: ¿De qué diamante tú me estás hablando?

Ni Oscar Zoroastro Phadrig Isaac Norman Henkle Emmannuel Ambrosio Diggs​ - también conocido como el Mago de Oz - o el Gandalf de El señor de los anillos, les llegaron a los tobillos, en la concepción, realización y proyección de maliciosos maleficios, a nuestro hechicero en jefe.

Artífices son de silenciar lo injusto en casa, pero, discursar sobrado, sobre la urgencia de justicia para el resto del mundo. *

* La equidad según ellos, por supuesto.

Con la misma facilidad con que suprimen, dictaminan, o norman; inventan otra realidad, llena de triunfos invisibles, alzados sobre continuas exigencias de sacrificios para todos, menos para ellos.

Cuando algo sale mal, la culpa la tiene el mismo pueblo, el bloqueo, o el imperio. Ellos son los incólumes, e intocables, santos revolucionarios del socialismo cimero.

¿Seguridad? Sólo para el estado. Para la población todo es inseguro.

Nada es estable, o, mejor dicho, lo estable, es la nada.

Hoy te quitan la luz, mañana el agua, pasado mañana te racionan un producto, o te merman cualquier necesidad. Desde el papel sanitario para limpiarse el culo, hasta el pasaporte para intentar emigrar.

Todo, por arte de birlibirloque, lo mismo sale de debajo de una manga, que se escapa de una chistera. *

* Es un chiste, por supuesto. Quise decir, gorra militar. Que lo mismo te saca un conejo, una jutía, que un avestruz.

Te entretengo con alguna carencia, mientras te robo otra cosa. O lo mismo. Igual, te afanan las horas de tu vida.

En un pestañazo, se difumina algo. O alguien, en el peor de los casos.

No hay permanencia, no hay constancia. Y a eso le llaman continuidad. Debe ser continuidad de lo incontinuo. Lo único que tiene allí duración es la estática, el inmovilismo, o el ir hacia ninguna parte.

Con una mano te aprietan y con la misma, te venden el espejismo de que todo está bien, de que saldremos adelante, convirtiendo el revés en victoria*

* ¿Secrets?

Y, como buenos magos, siempre piden -exigen y hasta intentan hacerlo formar parte de la conciencia colectiva- el aplauso del público.

Los ¡bravos! y los ¡vivas! Son imprescindibles para que el ego crezca.

Para poder levantar, complacido, la manito, moverla un poquito, diciendo adiós - como una reina - desde sus tribunas abiertas, o, por sobre sus concentraciones de masas.

¡Nada hay como ver al ganado humano pasar en fila y mugiendo desde arriba que vivamos yo y los míos!

Perpetúan, entonces, la inmovilidad, en asambleas con votos unánimes, en aburridos congresos quinquenales y en constantes aniversarios, a una verde “gloria heroica”, que es, en realidad, fría, despiadada y cruelmente maquinada.

Abracadabra, pata de cabra - por aquello del robo a mano armada - ábrete Sésamo - controlando las entradas y salidas de la finca que regentan - hocus pocus, sim sala bim, pero, sobre todo, badabim badaboom - que es la frase para culminar todo aquelarre, se concretan en “¡patria o muerte!”

Desde que la revolución quemó el encanto, todo el resto, ha sido infausto embrujamiento, juegos de cartas, conjuros, o evanescencia.

Humo de tiempo. Cenizas de historia. Vacío. *

* Como los refrigeradores de las casas y los estantes en cualquier establecimiento comercial estatal.

¡Puf! Todo es oquedad.

Nada por aquí, nada por allá.

Y eso que viste, viviste, sentiste, o escuchaste, ya no existe más. *

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Artículo de opinión: Las declaraciones y opiniones expresadas en este artículo son de exclusiva responsabilidad de su autor y no representan necesariamente el punto de vista de CiberCuba.

Juan Carlos Cremata Malberti

Director de cine y guionista cubano. Se graduó en 1986 de Teatrología y Dramaturgia, en el Instituto Superior de Arte (ISA) de La Habana, posteriormente cursó estudios en la Escuela Internacional de Cine de San Antonio de los Baños graduándose en 1990.


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