El ex Gobernador de Caracas (1974-1977) Diego Arria ha lanzado una campaña en la plataforma Change.org para recaudar 15 mil firmas con el fin de expulsar al Gobierno de Nicolás Maduro del Consejo de Derechos Humanos de la ONU.
"El régimen de Maduro no merece ser juez de derechos humanos. Merece ser procesado por la Corte Penal Internacional por sus propias violaciones de derechos humanos", asegura.
Para el venezolano es "obscena" la determinación de que Maduro forme parte de este organismo de las Naciones Unidas, ya que "ataca rutinariamente a los líderes de la oposición, incluso encarcelándolos e impidiendo su participación en las elecciones", expresa en la declaración que acompaña a la recogida de firmas.
Con 105 votos a favor, Venezuela fue elegida en octubre como estado miembro del Consejo de Derechos Humanos de Naciones Unidas, para un periodo que iniciará el año próximo y se extenderá hasta el 2022. La decisión no contó con la aprobación de Estados Unidos.
Cuando se hizo pública la noticia Arria, que también se desempeñó como diplomático en la ONU en la década del 90, expresó a través de Twitter su descontento, calificando la votación de "una vergüenza".
Venezuela sufre una aguda crisis económica, política y social. Hasta el momento se estima que más de 4.4 millones de venezolanos han abandonado el país debido a la escasez de alimentos y otros productos, la pésima calidad de los servicios, así como la constante violación de derechos humanos, fundamentalmente hacia los opositores al Gobierno de Maduro.
Un informe de la Alta Comisionada de los Derechos Humanos, Michelle Bachelet, acusó al Gobierno de Nicolás Maduro de "graves vulneraciones de derechos" y documenta, entre otros graves hechos, más de 6.800 ejecuciones extrajudiciales por parte de las fuerzas de seguridad venezolanas entre enero de 2018 y mayo de 2019.
Diego Arria, en su petición, pide que se aplique el Artículo 8 de la resolución fundacional del Consejo de Derechos Humanos de la ONU y elimine el régimen de Maduro de Venezuela debido a sus violaciones graves y sistemáticas de los derechos humanos.
"Más que nunca, el mundo tiene que estar con las víctimas en Venezuela, y no con el perpetrador", concluye.
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