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Los villaclareños tienen derecho a comerse 5 huevos “liberados” al mes

Fuera de las bodegas todo huevo que se venda clasifica como “contrabando”.

Huevos por la tarjeta de abastecimiento © CiberCuba
Huevos por la tarjeta de abastecimiento Foto © CiberCuba

Este artículo es de hace 4 años

En Villa Clara comerse un huevo es un verdadero privilegio. La producción y comercialización del alimento tocaron fondo tras el paso del huracán Irma y, para este 2019 los planes productivos se incumplirán en más de un millón de posturas.

Eas son cifras mayores para los 800 mil residentes en la más central de las provincias cubanas, quienes solo tienen derecho a comerse 5 huevos “liberados” al mes, y otros 5 subvencionados. Esa es la cantidad que se les asigna a través de la libreta de abastecimiento. Fuera de las bodegas todo huevo que se venda clasifica como “contrabando”.

Tras la afectación del huracán Irma quedaron afectadas 614 naves de gallinas ponedoras en Cuba, de las cuales 126 estaban en Villa Clara, lo cual determinó que ante la consiguiente escases de posturas el Consejo de la Administración Provincial decidiera regular la venta de huevos, de manera similar a como se hacía antes de que pasaran el producto al sistema de venta liberada.

Foto: CiberCuba

La que se anunció como una medida temporal se ha sostenido durante los últimos tres años, y no se logra divisar un repunte productivo a corto plazo. En marzo de este año el ministro cubano de economía, Alejandro Gil, reconocía públicamente que todavía el país no estaba en condiciones de volver a la venta liberada de huevos. Según sus palabras los niveles de producción solo alcanzaban para sostener la cuota normada.

Nueve meses después la situación sigue inalterable en Villa Clara. Según confirmó un medio local, Raisa Espinosa, directora de la empresa avícola en la provincia, debido al déficit de materias primas no se han logrado los resultados programados y se cerrará el año con un millón de posturas menos que lo que se había planificado.

Pero la escasez de huevos en las cocinas villaclareñas no comenzó con el huracán Irma. “Cuando se vendían de manera liberada los huevos tampoco alcanzaban, porque como no había un mercado mayorista, los cuentapropistas se llevaban todos los cartones que querían y al pueblo también se quedaba solo con los 5 de la libreta”, reconoce una abuela, que se cuenta entre quienes defienden las regulaciones vigentes.

Tampoco faltan quienes califiquen de absurdas dichas prohibiciones, y lamenten que comerse un huevo siga siendo un privilegio, cuando se trata del plato fuerte más asequible para la economía del cubano.

“Muy mal tiene que andar un país para que sus ciudadanos no puedan comerse ni un huevo cuando quieren. Es vergonzso que a estas alturas del campeonato ni eso lo tengamos garantizado”, explica Heriberto Rodríguez, un vecino del Reparto Escambray en Santa Clara, quien ha cercado un espacio aledaño a su apartamento para mantener 4 gallinas y un gallo.

“Si los inspectores me traban me la aplican, porque también es ilegal cercar un área común del edificio, pero cuando uno vive en la primera planta se hace el de la vista gorda. Y yo lo mismo le doy un huevo al niño que vive en el tercer piso que a la viejita del frente si le hace falta”, asegura el jubilado de 68 años.

Desde 2017, y con un costo superior a los 2 millones de pesos cubanos convertibles, se ejecuta una inversión para poner en marcha una granja avícola en Camagüey.

Según divulgó en abril pasado el semanario provincial Adelante, la planta quedaría operativa a finales de este mismo año y produciría 12 millones de posturas, lo que sumado a las producciones de otra nueva granja en Pinar del Río duplicaría las actuales producciones del país. Sin embargo, cierra el 2019 y continúa la venta regulada de huevos para los cubanos.

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