El presidente Donald Trump pronunciará el discurso del Estado de la Unión el próximo 4 de febrero en el Congreso, tras haber aceptado la invitación que le hiciera la presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi.
La representante demócrata propuso al mandatario dar su alocución sobre el estado de la economía y su visión del futuro del país, en una carta que le envió este viernes, dos días después que la cámara baja haya dado el visto bueno al juicio político contra él.
En la misiva, Pelosi recordó la importancia que reviste “para garantizar un equilibrio de poderes”, el hecho de que el presidente ofrezca información al Congreso de vez en cuando.
“En su gran sabiduría, nuestros fundadores elaboraron una Constitución con base a un sistema de separación de poderes: tres ramas equitativas que actúan como contrapeso de cada una”, añadió, haciendo alusión al segundo artículo de la Carta Magna, que exige que el presidente entregue cada año al Congreso un informe sobre la situación de la nación.
Este miércoles la Cámara baja del Congreso, dominada por los demócratas, aprobó los cargos políticos de abuso de poder y obstrucción al Congreso contra Trump, por sus presiones al gobierno de Ucrania para que investigara al exvicepresidente Joe Biden, precandidato a las elecciones de 2020.
La decisión convirtió al líder republicano en el tercer presidente en la historia de Estados Unidos en afrontar un juicio político.
Apenas 24 horas después, Pelosi anunció que la Cámara de Representantes retrasará el envío de los cargos al Senado, la institución que debe dar el veredicto final, por lo cual no es posible prever el calendario del juicio.
Según la demócrata, necesita garantías de que habrá un proceso justo en la Cámara alta, donde se requiere que una mayoría de dos tercios vote a favor de la destitución, algo que muchos ven muy improbable, habida cuenta de que en ese cuerpo predominan los republicanos.
Para Trump y sus seguidores, el retraso demócrata confirma sus acusaciones de que el impeachment tiene un basamento netamente político, y de que la oposición no posee argumentos sólidos para sacarlo de la Casa Blanca.
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