El balonmano portugués cuenta con un cubano que se ha convertido en el alma del FC Porto, quien a pesar de llevar en el país europeo desde el año 2011, no logra olvidarse de su país.
En diálogo con el portal deportivo O Jogo, Daymaro Amador Salina contó cómo ha evolucionado en todo este tiempo como deportista en un país en el que se siente a gusto. "Juego para Portugal como si fuera para Cuba", asegura el deportista de 2 metros de altura y 101 libras, que hoy es el capitán del equipo.
Recuerda el cubano de 32 años que su primer año fuera de la isla fue difícil, ya que solo pensaba regresar, pero hoy la situación es diferente, no solo porque se ha nacionalizado en Portugal, sino porque allí ha formado su familia y es el país que le ha dado la oportunidad.
Daymaro no sabe si su futuro está en ese país, pero siente que es de Oporto y sobre todo que le encantaría continuar su carrera en el el equipo que hoy le acoge.
A pesar de la distancia oceánica que le separa de su natal Artemisa, cada vacaciones regresa a los orígenes, donde también vive sus padres."Siempre seré cubano", confiesa el jugador cubano, aunque lo hace con dolor porque está consciente de que Cuba es un país con muchas necesidades, "quieres comprar una botella de agua y no la hay", afirma.
Recibirá el año nuevo en Portugal, junto a otros cubanos y los miembros de su equipo, a quienes considera una familia y con quien ha logrado crear una comunidad, dice.
Ganador de numerosos premios, recuerda con singular cariño el Dragon Golden para deportistas de alta competición, momento para el cual preparó un discurso en portugués, idioma que considera dominar muy bien, pero al ser un hombre pocas palabras y un tanto tímido, terminó diciendo otras palabras.
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