La empresa multinacional de origen sueco, IKEA, acordó pagar $ 46 millones a los padres de un niño pequeño de California que murió cuando uno de los aparadores de la compañía lo golpeó en 2017.
El anuncio lo han dado este lunes los abogados de la familia, quienes consideran que se trata del mayor acuerdo como resultado de la muerte accidental de un menor en la historia de los Estados Unidos.
En el año 2016 IKEA tuvo que resolver otras tres demandas, pero en esa ocasión el pago total fue de $ 50 millones.
La compañía comunicó su tristeza con lo ocurrido y se comprometió públicamente a trabajar de manera proactiva en temas de seguridad del hogar con su mobiliario. La primera medida que tomaron en el año 2016 fue retirar todas las cómodas, del modelo aludido, del mercado.
Estos muebles se ha demostrado que tenían problemas de diseño que los volvían inestables y no cumplían los estándares de seguridad, aunque IKEA informaba que sus aparadores solo eran seguros cuando estaban anclados, según las instrucciones de montaje.
A pesar de haber sido retirados desde el 2016 del mercado, muchos de estos muebles continúan en uso, por lo que IKEA se comprometió a ampliar su información a los consumidores sobre el retiro de este tipo de mobiliario o las medidas de seguridad en caso de conservarlos.
En los tres años desde que se anunció el retiro, la compañía ha destruido 420,000 vestidores devueltos y ha proporcionado 1.05 millones de kits de anclaje adicionales a los consumidores.
El dinero no suple la pérdida ni el dolor de la familia, pero los padres han asegurado que una parte será invertida en organizaciones que defienden los derechos del consumidor, especialmente en la infancia.
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