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¿Prohibido mencionar a China? El sesgo informativo del coronavirus en Cuba

Los medios de la prensa oficial evitan mencionar el origen chino de la pandemia, se hacen eco de teorías conspiranoicas sobre el COVID-19 y destacan todas las informaciones internacionales que elogian la sanidad cubana.

Fumigación contra el coronavirus en China © Coronavirus en China/Flickr
Fumigación contra el coronavirus en China Foto © Coronavirus en China/Flickr

Este artículo es de hace 3 años

La propaganda no entiende de pandemias. Llama la atención que todas las informaciones sobre el COVID-19 en los medios oficialistas cubanos evitan cuidadosamente mencionar el origen chino de la epidemia, a tono con la campaña de propaganda de ese país, que intenta combatir la idea del "virus chino" y lavar la imagen de los errores iniciales del gobierno de Xi Jinping al lidiar con el asunto.

Por supuesto, en medios cubanos hay cero mención al intento de ocultar los primeros casos de la enfermedad en Wuhan y a la campaña contra el joven oftalmólogo Li Wenliang, que murió víctima de la enfermedad después de denunciar la rareza del virus y su facilidad para propagarse. Antes de fallecer, Wenliang dejó un mensaje en las redes sociales donde aseguraba que "Una sociedad sana no debería tener una sola voz", consejo que vale también para la isla.

Tras la muerte de Wenliang y las denuncias de otros médicos, el gobierno chino tuvo que dar marcha atrás. Un informe de la Comisión Nacional de Inspección del Partido Comunista chino ha exonerado al galeno censurado “por publicar rumores”. Las autoridades dicen ahora que no violó la ley, ni "pretendió alterar el orden público escribiendo esos mensajes”, por lo cual han transmitido una "disculpa solemne" a la familia del facultativo y se han revocado post mortem las medidas impuestas contra él.

Es una historia que los cubanos sólo podrán encontrar en medios extranjeros. En cambio, en Granma, Cubadebate y CubaSí abundan aquellas en que China aparece como ejemplo de gestión exitosa, en contraste con las medidas tomadas por países occidentales y, sobre todo, por EE.UU., cuya gestión de la epidemia es criticada sin miramientos.

Basta repasar estos días la prensa cubana para constatar que el gobierno cubano está alineado con la ofensiva china para aparecer como una potencia magnánima que lidera la lucha global contra el virus. Ninguna mención a Taiwan, vade retro, que ha enfrentado mejor que su vecino la amenaza del COVID-19. En cambio, se traducen artículos extranjeros con titulares como como "Lo que reveló el coronavirus sobre la mentalidad nacional en todo el mundo, y cómo Cuba llegó a la cima" o "La respuesta del coronavirus en Cuba está avergonzando a otros países". Tanto Cuba como China están interesados en presentarse como países solidarios que ayudan al mundo a combatir la epidemia, y esa es la tónica dominante de sus informaciones difundidas en las redes sociales.

Son varios los analistas que han denunciado esta versión china de la pandemia, divulgada por "medios amigos" en países como Rusia y Cuba. Bill Bishop, que lleva la exhaustiva página Sinocism, asegura que “el Partido Comunista de China es una máquina reescribiendo la historia y ahora estamos viendo cómo lo hace en tiempo real”. Según Pekín, todo aquel que insista en referirse al coronavirus como un "virus chino" lo hace por motivos políticos o prejuicios racistas. Da igual si se trata del presidente norteamericano Donald Trump o del Premio Nobel de Literatura Mario Vargas Llosa, cuyas obras han desaparecido de las librerías online chinas luego de publicar en El País un artículo titulado "¿Regreso al Medioevo?", donde se refería al “virus proveniente de China”.

Por su parte, el aparato diplomático chino está difundiendo por el mundo su argumentario para difundir la idea de que el virus no es chino, aunque los primeros casos conocidos se hayan localizado en Wuhan.

Circulan también varias teorías conspiranoicas, de las cuáles se han hecho eco los medios oficialistas cubanos. Una de ellas asegura que el virus fue fabricado en EE.UU. y esparcido en Wuhan, donde hay un laboratorio de investigación de epidemias, para frenar el avance económico de China. A principios de febrero, un artículo de Orfilio Peláez en Granma sugería que el coronavirus podría ser "un germen creado en laboratorios de Estados Unidos, como arma bacteriológica de la guerra comercial desatada por Washington contra China".

Ahora que las estadísticas demuestran que EE.UU. ya es el país con mayor número de casos de la enfermedad, nuevos conspiranoicos y unas masivas campañas de fake news aseguran que la Casa Blanca ya tiene la vacuna y la empezará a aplicar pronto a sus ciudadanos.

Es posible que todas esas campañas de propaganda y el uso sesgado de la información sobre la epidemia sean el verdadero "virus chino", que desde los departamentos ideológicos del PCC llevan años contaminando la prensa cubana.

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Artículo de opinión: Las declaraciones y opiniones expresadas en este artículo son de exclusiva responsabilidad de su autor y no representan necesariamente el punto de vista de CiberCuba.

Ernesto Hernández Busto

Periodista y ensayista cubano. Fundador del sitio Penúltimos Días.


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