La Iglesia católica de Brasil "vistió" de médico este Domingo de Pascua al Cristo Redentor del cerro de Corcovado, en Río de Janeiro, como homenaje al personal sanitario que se enfrenta al coronavirus en todos los países del mundo, no solo en Brasil.
Sobre la imponente estatua de 38 metros de altura -que representa a Cristo con los brazos abiertos- se proyectaron gran cantidad de imágenes alusivas al tema, entre ellas banderas de algunos de los países afectados por la pandemia, como China, Estados Unidos, España, Italia y el propio Brasil.
También se proyectaron mensajes escritos por niños en los que se leía "todo va a estar bien", así como palabras como “gracias” y “esperanza”, escritas en varios idiomas.
Finalmente apareció la frase "Quédense en casa, por nosotros, por todos. Estamos juntos", recomendación general asumida en mayor o menor medida por todos los países con casos confirmados de coronavirus.
Brasil cuenta hasta el momento con más de 22 mil casos confirmados y más de 1.200 fallecimientos.
Desde el comienzo, el presidente del país, Jair Bolsonaro, ha minimizado el peligro que supone el coronavirus, lo que ha creado tensión en la clase política del país.
El ministro de Salud de Brasil, Henrique Mandetta, instó al gobierno a hablar con una voz unificada sobre la lucha contra el coronavirus, y criticó al presidente Bolsonaro por despreciar el azote del virus.
En una entrevista televisiva emitida en la noche del domingo, el ministro de Salud también cargó contra la gente que celebra reuniones en público, sin referirse directamente al propio presidente, que salió a la calle durante el fin de semana, congregando a multitudes y saludando a sus seguidores.
"Espero que podamos hablar con un mensaje único y unificado, porque de otra manera los brasileños acabarán teniendo dudas. No saben si escuchar al ministro de Salud o al presidente. A quién deben escuchar", señaló Mandetta.
El ministro evitó la semana pasada un despido que muchos daban por hecho, y sigue enfrentado al presidente en la actitud sobre la pandemia. Bolsonaro critica las políticas de aislamiento y ha sugerido, incluso, que lo peor en Brasil podría haber quedado ya atrás.
Mandetta advirtió que los días más duros del brote en Brasil se sentirán en mayo y junio.
"El comportamiento de la sociedad dictará lo que ocurrirá en las próximas semanas", agregó el ministro. "Cuando ves a la gente entrando en las panaderías, en los supermercados, haciendo cola uno al lado del otro, eso está claramente mal", indicó.
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