El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, publicó un conciso mensaje en sus redes sociales que ha originado todo tipo de reacciones tanto en sus seguidores como en sus críticos.
¡Obamagate!, tuiteó el mandatario.
El término inglés gate es un sufijo que se suele emplear al hacer referencia a escándalos famosos, sobre todo en la política. Por ello, la publicación del mandatario ha sido interpretada por muchos como una velada insinuación de que el expresidente demócrata Barack Obama podría estar envuelto en algún asunto turbio.
Varios internautas han respondido al mandatario diciéndole que está celoso de Obama. Otros le han señalado que mejor dedique su tiempo a ocuparse de la actual crisis sanitaria creada por el coronavirus.
“¡TrumpGate! Más de 80.000 estadounidenses muertos. Muchas de esas muertes podrían haberse evitado si Trump hubiera escuchado las advertencias y hubiera tomado las medidas adecuadas”, expresó una joven.
“¿Cómo es que pasas más tiempo preocupándote por quién fue presidente hace casi media década, en vez de cuántos americanos morirán hoy por una situación que tú podrías haber evitado?”, cuestionó un editor y producción.
En la línea contraria, han sido miles los que reaccionaron de forma positiva y han reiterado su fidelidad al líder republicano.
“Mantén a América en grande, señor. Demócratas = comunismo”, tuiteó un fan.
Tras el polémico tuit, Trump replicó varias publicaciones de Walter Jarrett, un analista conservador del canal Fox News y gran defensor del presidente.
Trump reprodujo publicaciones en las que Jarrett hace acusaciones contra Obama, su exvicepresidente Joe Biden, el exsecretario de Estado John Kerry y la excandidata a la presidencia Hillary Clinton, en temas relacionados con la intromisión de Rusia en las elecciones presidenciales de 2016.
Jarrett, quien también es abogado, escribió en 2018 el libro “The Russia hoax” (El engaño de Rusia), en el que afirma que la investigación del asesor especial Robert Mueller sobre ese asunto fue “ilegítima y corrupta”.
El término gate tiene su origen en el escándalo Watergate, ocurrido en la década de los 70 en Estados Unidos, cuando se produjo un robo de documentos en la sede del del Partido Demócrata, ubicada en el complejo de oficinas Watergate, en Washington DC, un hecho que el presidente Richard Nixon quiso encubrir y que le costó la salida del poder.
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