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Rosa María Payá: El cambio es clamor popular en Cuba

La líder de Cuba Decide desvela parte de su ideario y estrategia politicos.

Rosa María Payá, promotora de "Cuba decide" © Cortesía de la entrevistada
Rosa María Payá, promotora de "Cuba decide" Foto © Cortesía de la entrevistada

Este artículo es de hace 3 años

Rosa María Payá (La Habana, 1989) nació cuando Fidel Castro Ruz ultimaba los detalles del sonado divorcio con la URSS, del que culpó a Mijaíl Gorbachov y metió a Cuba en la oscuridad del Período Especial en Tiempos de Paz, un eufemismo de la factoría propagandística, que no convenció y redibujó a Cuba para siempre.

La familia Payá - Acevedo sufrió el doble infortunio de la crisis económica que golpea aún a todos los cubanos y la represión castrista que usó hasta heces fecales para intentar asesinar la reputación de Oswaldo Payá Sardiñas, un hombre capaz de encontrar un agujero en la Constitución socialista de 1976 y, sobre todo, persuadir a más de once mil cubanos para que apoyaran su iniciativa, dando su firma y carné de identidad.

Rosa María creció con la maldición represiva por todas partes, pero no renunció a estudiar sin pañoleta y convivir con otros niños de su edad en la popular barriada habanera de El Cerro, cuna y templo de la acción cívica de su papá, muerto en un accidente de tráfico el 22 de julio de 2012, según la versión oficial; y asesinado por el castrismo, según su familia, compañeros de lucha y muchos cubanos.

Rosa María no pudo elegir su camino, quizá le habría gustado ser bailarina clásica, fotógrafa, investigar detalles del El bosón de Higgs y aparecer con el nuevo hallazgo en la portada de People y Nature, pero si sus juegos al Pon y a los Yaquis fueron perturbados por el totalitarismo, en el exilio activo y de ida y vuelta a Cuba; sabe que, desde pequeña, en su pecado, llevará la penitencia.

¿Qué valoración hace usted del impacto del coronavirus en Cuba?

Cuba está en crisis. Las profundas dificultades que nuestro país sufre hace décadas se han tornado aún más graves ante el azote de la pandemia, convirtiéndose en una crisis humanitaria de escala nacional.

El impacto es el sufrimiento de las familias cubanas ante la falta de comida y hasta de agua, y la ausencia de condiciones sanitarias de los lugares públicos, incluidos los hospitales y centros de internamiento, debido a la corrupción, la mediocridad y la negligencia de las autoridades de la dictadura.

Es un régimen que no tiene nada que ofrecer a sus ciudadanos y que ha puesto en evidencia durante estas semanas que la única herramienta que posee y que aplica es la violencia, ensañándose con los opositores y los ciudadanos que se atreven a protestar.

Pero la represión no controla los contagios, puede que los multiplique. Sin embargo, la brutalidad policial, el acoso y el hostigamiento del que son víctimas tantos y tantos cubanos de a pie todos los días durante esta pandemia, ha surtido un efecto probablemente contrario al esperado por Castro y Díaz-Canel.

Ahora el pueblo está indignado y el reclamo de cambio es patente en las voluntades y las acciones de muchos en las calles de Cuba.

La crisis económica es anterior al coronavirus y, el propio gobierno cubano reconoce que se prolongará después del paso de la epidemia; ¿cuáles son los elementos principales de la parálisis, cómo está afectando a los cubanos y qué alternativas propone Cuba Decide para superarla?

Desde la Fundación para la Democracia Panamericana, en conjunto con muchas otras organizaciones y cientos de cubanos de la diáspora, realizamos el esfuerzo de Solidaridad entre Hermanos para enviar y distribuir ayuda humanitaria de manera directa a los más necesitados.

Sin embargo, sabemos que -incluso si el régimen no interfiere en nuestro esfuerzo- esta ayuda es muy oportuna pero no es suficiente. Es necesario el apoyo de la comunidad internacional ante la grave crisis.

Apoyo a los ciudadanos cubanos para llevar a cabo el cambio de sistema, porque los cubanos sabemos que la amenaza real que pone en riesgo a nuestras familias reside en la existencia misma de ese sistema de partido único comunista, y del conglomerado militar de Castro y sus generales con todos sus privilegios.

Cuba Decide está movilizando a los cubanos y a la comunidad internacional con el fin de desmantelar la dictadura, forzándola a someterse a la voluntad soberana de la ciudadanía y de comenzar un proceso de transición hacia la democracia.

Desde luego, un paso esencial es el ascenso a los derechos humanos fundamentales, pues es la única manera de desatar las manos de los cubanos, para que, con su trabajo honrado, puedan generar la riqueza que tanto necesita Cuba.

Por otro lado, la herramienta para legitimar el cambio, y la manera de conocer y cumplir lo que en realidad quiere el pueblo de Cuba -los de dentro y los de la diáspora- es a través de la realización de un Plebiscito Vinculante con todas las garantías.

En resumen: La crisis se supera con el reconocimiento de los derechos humanos y libertades fundamentales, como condición previa a la realización de un plebiscito vinculante que legitime el cambio de sistema hacia la democracia con el apoyo institucional, humanitario y de toda índole de la comunidad internacional.

Para ello, la iniciativa Cuba Decide busca coordinar la acción ciudadana e internacional para generar la presión máxima sobre los represores en el poder y forzarlos a someterse e irse.

¿Estaría dispuesta a participar en un diálogo con las autoridades cubanas con una agenda clara sobre la mesa; y cuáles serían sus propuestas y aportes de Cuba Decide?

Sería sólo una vez cumplidas las condiciones mínimas de cese de la represión, la liberación de presos políticos y el respeto a los derechos fundamentales ―nada de lo cual requiere de pasos previos, ni cuesta dinero―, y solo para negociar la salida de los dictadores y la devolución del poder a la ciudadanía con la realización del Plebiscito vinculante con garantías. O sea, sería solo para iniciar la transición a la democracia y el estado de derecho.

Su padre fue un símbolo de la resistencia pacífica al castrismo. ¿Qué diferencias aprecia entre su etapa opositora y la suya?

Mi padre fue asesinado antes de la muerte de (Hugo) Chávez y de Fidel (Castro), antes de la reforma migratoria, y antes de que el cubano de a pie pudiese tener Internet en sus dispositivos.

De hecho, creo que todas estas transformaciones eran inevitables, incluso para la dictadura. El G-2 lo sabía, y en parte por ello ejecutaron finalmente la orden de Raúl y de Fidel de eliminar a mi padre, pues le temían y aún le temen a la alternativa que su persona y su trabajo encarnan, porque saben que su legado contiene la vía para realizar los cambios que el pueblo quiere y necesita, y eso significa el fin del poder absoluto de los Castro y su conglomerado militar.

El desafío para los que estamos vivos es continuar el trabajo de Oswaldo Payá hasta lograr el cambio en las nuevas y relativamente más favorables condiciones para la movilización ciudadana. Hacer fracasar el plan que tenía la Seguridad del Estado cubana cuando lo asesinó el domingo 22 de julio de 2012, junto a Harold Cepero, y hacer que su esfuerzo y el de tantos otros mártires cubanos no haya sido en vano.

¿Cuando habla con personalidades norteamericanas, europeas y latinoamericanas ¿que ideas le transmite; que piensan sus interlocutores de Cuba?

Los llamados a la acción y las reacciones varían en función de cuanto conocimiento tenga la persona sobre la realidad cubana, cuantos intereses tenga el gobierno o partido que representa en Cuba, sus conexiones con la dictadura y, de manera frustrante aunque no siempre determina, también depende de la ideología que profese mi interlocutor.

Por ejemplo Michelle Bachelet y Luis Almagro pertenecen a la misma familia política y la una se comporta como cómplice del castrismo mientras el Secretario General de la OEA ha liderado, a nivel hemisférico, la defensa de los derechos humanos y la democracia.

Nuestro gran objetivo es siempre el mismo: generar toda la presión posible sobre la dictadura para que tenga que someterse y todo el apoyo posible hacía la ciudadanía cubana para lograr el cambio de sistema, eso incluye denunciar los crímenes de la dictadura y pedir ayuda para detener la impunidad con la que Fidel y Raul Castro asesinaron a mi padre.

Queremos que el mundo entero apoye el derecho a decidir del pueblo cubano y para ello proponemos la herramienta del Plebiscito Vinculante, es necesario que todos reconozcan la ilegitimidad del régimen, pero también queremos que todos los mecanismos de presión posibles se apliquen sobre los criminales en el poder y eso puede lograrse de nuestra parte solicitando la ruptura de relaciones diplomáticas con la dictadura o una "reunión urgente" entre la UE y los dictadores para cortar todas la vías de financiamiento al régimen por violación de tratados internacionales.

Cartel del Plebiscito vinculante / Foto: Cortesía de Cuba Decide

¿Cómo es la Cuba que sueña y desea?

La Cuba que sueño y por la que trabajo todos los días creo que es la misma que desean la mayoría de los cubanos, es el país que describimos en la visión de Cuba Decide:

“Trabajamos para que Cuba sea una sociedad próspera y feliz de ciudadanos libres, con igualdad de oportunidades e igualdad ante la ley. Una democracia donde se respete nuestro derecho a elegir y ser elegidos.

El hogar de todos, sin miedos ni hipocresías. Donde los cubanos realizamos nuestros sueños con la creatividad y el trabajo propio. Donde podamos construir un sistema de salud y educación de excelencia con nuestro esfuerzo. Donde la posibilidad de acceder a una vivienda y salario dignos sea una realidad para todos.

Una nación soberana y abierta al mundo a la que siempre puedes decidir regresar".

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Carlos Cabrera Pérez

Periodista de CiberCuba. Ha trabajado en Granma Internacional, Prensa Latina, Corresponsalías agencias IPS y EFE en La Habana. Director Tierras del Duero y Sierra Madrileña en España.


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