Activistas cubanos rindieron tributo este lunes a las víctimas del remolcador 13 de marzo, embarcación hundida hace 26 años por el régimen de la isla para impedir que sus tripulantes abandonaran el país.
El hecho, en el que murieron 41 personas, incluidos 13 niños, ha sido silenciado por la historiografía oficialista; pero cada año es recordado por decenas de opositores a lo largo y ancho de la nación caribeña.
"Con cariño Girasoles para las víctimas del remolcador 13 de marzo", publicó en Facebook el activista Esteban Rodríguez, quien junto a Lucinda González, esposa del preso político Silverio Portal, lanzaron las flores al mar en señal de homenaje.
"Hoy se conmemoran 26 años del vil asesinato del remolcador 13 de marzo. Venimos a rendirle tributo a estas víctimas del castro-comunismo, nuestros mártires viven hoy más que nunca", expresó Lucinda en un video desde el Malecón habanero.
La mujer recordó que el 13 de julio de 1994 fue "un día negro para el pueblo cubano", y extendió el homenaje a los presos políticos como su esposo y a las personas que han muerto en el estrecho de la Florida por "huir de este infierno" a lo largo de 60 años, subrayó.
"Estamos enviándole nuestro pequeño homenaje a las víctimas del remolcador 13 de marzo, víctimas del régimen castrista. Estamos luchando por que Silverio Portal Contreras no muera en las manos del castro comunismo. ¡Libertad para todos los presos políticos!", afirmó Esteban.
Silverio es un activista de 72 años que cumple una condena de cuatro años en una cárcel de La Habana por realizar una protesta pacífica en 2018 a favor de los derechos humanos en Cuba. Su estado de salud se encuentra seriamente comprometido.
Esteban dijo que los girasoles se han convertido en un símbolo de lucha del pueblo cubano y lamentó que lanzar unas pocas flores al mar es lo único que pueden hacer en este momento, en que ha arreciado la represión contra activistas y opositores en la isla.
En la madrugada del 13 de julio de 1994, 71 personas abordaron el remolcador que se encontraba atracado en el muelle Salvamento, a unos pasos de la antigua planta eléctrica de Tallapiedra.
Al frente del grupo estaba el jefe de operaciones del Puerto de La Habana, Fidencio Ramel Prieto Hernández, que pretendía llevar la embarcación rumbo a Estados Unidos.
Sin embargo, al pasar por la base de la Marina de Guerra, cerca del muelle de las lanchitas de Regla y Casablanca, el remolcador fue interceptado por embarcaciones de la Empresa Estatal de Servicios Marítimos (EESM), bajo las órdenes del gobierno de Fidel Castro.
Con violentas maniobras, incluidos potentes chorros de agua que se extendieron por varios minutos, los trabajadores del EESM provocaron el hundimiento de la embarcación.
Decenas de personas vieron morir ahogados a sus familiares entre las risas de los que ejecutaban la tenebrosa acción.
El crimen nunca fue juzgado, y ha sido silenciado por la prensa oficial cubana y por los registros gubernamentales.
Este lunes, el director de cine cubano Lilo Vilaplana manifestó su deseo de hacer una película que narre este crimen, aún ignorado por gran parte de la población del país.
"Un filme que quede como constancia al mundo de esta masacre cometida por el régimen de Castro para dar un escarmiento al pueblo de Cuba, asesinando a niños, mujeres y hombres que solo añoraban vivir en Libertad", escribió en Facebook.
La treintena de sobrevivientes de estos hechos fueron llevados a la estación de Jaimanitas y luego al bastión de la Seguridad del Estado, en Villa Marista.
Los culpables no han sido llevados a la justicia, mientras que el Gobierno cubano trató de presentar lo ocurrido como un accidente.
Nunca se realizó ningún proceso judicial, a pesar de los reiterados intentos de familiares y activistas por llevar a los responsables ante los tribunales.
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