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Hombre en Nueva York muere de coronavirus y hallan su cadáver 12 días después en un camión de mudanzas

El hombre murió el 17 de abril de 2020 en Nueva York, su cadáver estuvo extraviado dos semanas y su familia solo pudo cremar el cuerpo 39 días después.

Camión de mudanza lleno de cadáveres frente a una funeraria de Brooklyn © Twitter
Camión de mudanza lleno de cadáveres frente a una funeraria de Brooklyn Foto © Twitter

Este artículo es de hace 3 años

Tras casi cinco meses de pandemia Estados Unidos acumula historias espeluznantes de la crisis sanitaria, como la del diácono Nathaniel Hallman, de 72 años, cuyo cadáver se extravió en la ciudad de Nueva York y apareció dos semanas después en un camión de mudanzas.

La familia, que interpuso una demanda por maltrato a un fallecido, contó al diario The Wall Street Journal que el anciano, diácono de la Iglesia bautista del Meek, en el Bronx, murió de COVID-19 en el hospital de Saint Barnabas el 17 de abril de 2020.

Mitzi Hallman, su esposa, recibió la llamada que le confirmó el deceso de su compañero justo el día en que más muertes se confirmaron en el país, 2 614 en 24 horas.

La situación era alarmante especialmente en Nueva York, que reportó 383 decesos y 900 nuevas hospitalizaciones en esa jornada. La ciudad era el epicentro mundial de la pandemia.

Su familia contó que ese día en la ciudad ya no había morgues disponibles, por lo cual la ahijada del matrimonio, Hope Dukes, de 37 años, intentó localizar algún servicio funerario que se encargara de la cremación del cadáver o este sería sepultado en una fosa común.

Luego de llamar a más de 20 crematorios, Dukes contactó con el reverendo Marshall Morton, pastor de la iglesia Bautista Unity en Norwalk, de Connecticut, quien localizó a James Robinson, que dirigía una funeraria en Nueva Jersey desde hacía casi 20 años.

Ambos fueron al encuentro de Robinson, quien presuntamente accedió a recibir el cuerpo, y le pidió al reverendo Morton contactar un servicio funerario de Nueva York que trasladara el cuerpo desde el hospital hasta su depósito mortuorio en Neptune City.

Pero al llegar el cadáver, Robinson no se encontraba allí y la persona encargada afirmó que no podía hacerse cargo.

Morton y Dukes localizaron a Robinson por teléfono, pero este negó haberles sugerido llevar el cuerpo a ese lugar. Al respecto, les dijo que debían trasladarlo a los Servicios funerarios Andrew T. Cleckey, en Brooklyn, cuyo dueño tenía negocios con él.

Entonces, el conductor -según su propio relato- llevó al occiso a la funeraria referida, donde solo tomaron el cuerpo de Nathaniel y lo depositaron en un semirremolque refrigerado estacionado frente al local.

Sin embargo, al día siguiente el reverendo Morton recibió un mensaje de Robinson que decía: "No puedo tomar más cuerpos. Tenemos 124 cuerpos en un camión refrigerado, no puedo".

Contrariado, Morton llamó a Robinson y le dijo que ya habían dejado el cuerpo allí, habían pagado el traslado y ahora no podían dejar el cadáver a la deriva. Tras varios minutos el hombre aceptó y le dijo al reverendo que le transfiriera dinero para la cremación.

La cremación del señor Hallman estaba programada para el 29 de abril, día en el cual Dukes llamó al crematorio para ver si se había hecho, pero un contestador automático le informó que la instalación estaba cerrada.

Al día siguiente, una persona no identificada llamó al 911 e informó que había visto "cuerpos humanos dentro de dos vehículos" en la avenida Utica en Brooklyn, según el reporte de la policía.

Cuando la policía llegó a la escena, encontró dos camiones de mudanza U-Haul con varios cadáveres descomponiéndose en bolsas, justo fuera de la funeraria Cleckley. La noticia de ese hallazgo recorrió el 30 de abril los principales periódicos del país.

Al leer esta noticia e identificar la dirección, Hope Dukes saltó corriendo a llamar al reverendo Morton. Al día siguiente logró comunicarse con Robinson, pero este le dijo que ni siquiera sabía de quién le estaba hablando, según contó la mujer.

Por otra parte, Robinson le dijo a Morton que se habían hecho cargo del cuerpo, que se calmara, que todo estaba en orden, pero Dukes no le creyó y terminó por avisar a la policía.

El 5 de mayo, la mujer recibió una llamada de la oficina del médico forense notificándole que habían localizado a Nathaniel y que, en efecto, su cuerpo era uno de los encontrados en uno de los camiones.

La familia interpuso una demanda contra James Robinson y Cleckley en la corte del estado de Nueva York, en busca de daños compensatorios y punitivos no especificados, refirió el rotativo.

Sin embargo, ahora el funerario niega haber escuchado hablar del difunto, a pesar de que Morton mostró las imágenes de dos depósitos realizados a la cuenta de este, uno por $300 y otro por $200 dólares con el siguiente concepto: "Cremación para Nathaniel Hallman".

Al respecto, los Robinson reconocieron que habían recibido $500 del reverendo, pero se defendieron afirmando que habían notado el depósito semanas después de su llegada.

El Departamento de Salud de Nueva York suspendió la licencia del funerario Cleckley, y un juez de derecho administrativo indicó que esta podría ser revocada de forma permanente.

Robinson, por su parte, dijo que planea demandar al reverendo Morton y a Dukes y añadió que buscaría una compensación de los periódicos que han publicado su nombre.

Finalmente, Nathaniel Hallman fue incinerado el 26 de mayo, 39 días después de su muerte por COVID-19 en Nueva York.

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