Después de recibir una cuenta bancaria asociada a un descuento del 30% para comprar equipos electrodomésticos en la isla tras sus misiones médicas en Venezuela, profesionales cubanos comentan sobre la ausencia de estos insumos en las tiendas en CUC.
Migdalia Padrón cumplió misión dos años en Venezuela y es una de las que padece esa situación. A su regreso solo le permitieron traer 30 kg de misceláneas; hoy necesita adquirir un freezer y en su tarjeta tiene saldo suficiente para comprarlo, si fuera en CUC y si aún pudiera disfrutar del 30% del descuento prometido.
“El 30% de descuento continúa”, comentó la profesional de la salud, “pero surten las tiendas con muy pocas opciones, la mayoría de los equipos están a la venta en MLC y cambiar el dinero de la tarjeta representaría una pérdida sustancial”.
Según cuenta esta farmacéutica de la provincia de Pinar del Río, al inicio de las misiones los colaboradores podían traer equipos electrodomésticos al país.
“Presté servicio entre los años 2013 y 2015, cuando ya esa facilidad había sido eliminada, pues desde el 2012 solo permitían 30 kilos de misceláneas. El argumento de este cambio, que nos explicaban al inicio de la misión, era que las divisas escapaban a Venezuela. Allí los equipos eran muy baratos”, explicó Padrón.
Ella y otros colegas que también fueron internacionalistas en Venezuela, advierten que en los primeros momentos del intercambio entre ambos países los colaboradores gastaban todo su sueldo allí.
Incluso cuando subieron los precios en Venezuela por la crisis, los familiares en Cuba enviaban dólares que servían para adquirir lo necesario, pues los productos eléctricos continuaban siendo más baratos que en la isla.
Es así que se impide, en favor de la economía nacional, la importación de cualquier equipamiento eléctrico: neveras, splits, televisores, lavadoras, etc.
“Antes de la partida nos explicaban que al regresar podríamos adquirir dichos artículos con una rebaja del 30 por ciento. Esto representaba (o representa) un estímulo para el personal de la misión. Y en efecto, al regresar, algunos hicieron uso de ese privilegio de forma total e inmediata”, argumentó Migdalia.
Pero no todo el mundo consumió su cuenta con la misma rapidez, ni las misiones pararon. Quienes, como esta profesional a punto de jubilarse, prefirieron guardar una parte de su dinero para asegurar la vejez o reponer artículos del hogar, hoy la tienen más difícil.
Con escasa frecuencia sacan variedad o cantidad de electrométricos disponibles para pagar por las tarjetas magnéticas de colaboradores; últimamente solo lavadoras.
“Como yo… ¡somos muchos! Las tiendas en MLC nos alejan de cualquier posibilidad de los electrodomésticos que tanto necesitamos y nos impidieron traer con lo que ahora resulta una falsa promesa”, afirmó.
Ese es el sentir no solo de Migdalia sino también de Sonia Rojas, económica (Venezuela, 2017-2020); Orlando Bárbaro Hernández, enfermero (Venezuela, 2017-2020), y Yenisleivy Mena, enfermera (Venezuela, 2017-2020), quienes se unen al justo reclamo.
Ante la interrogante de si existe alguna excepción respecto a sus casos, ellos aseguran que por parte de las autoridades no se ha hablado de ninguna.
Existe la posibilidad de cambiar en un cajero, pero eso implica perder el 30% de beneficio amén de que el banco no tiene disponibilidad en dólares y por la calle es imposible cambiarlo.
“Si al menos nos dieran ese 30% en efectivo”, nos dicen los cuatro colaboradores; “no es fácil perderlo con el sacrificio que pasamos tan lejos de la familia; no estamos reclamando nada más que lo ganado y merecido”.
¿Qué hacer? ¿A dónde dirigirse? ¿Podrían tenerse en cuenta casos como este y vender en CUC solo para colaboradores? Son preguntas que aún no tienen respuesta para satisfacer a quienes fueron y seguirán yendo a otras tierras a brindar su trabajo.
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