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Siete horas de cola en Cuba para comprar un solo pomo de aceite de soya

Un joven estudiante cubano cuenta su odisea: se levantó a las 2:30 a.m. y cuando abrió la tienda panamericana Cubacú, de Baracoa, cogió un turno con el número 44.


Este artículo es de hace 3 años

Se levantó a las 2:30 a.m. porque "alguien" le dijo que iban a sacar aceite en la tienda panamericana Cubacú, de Baracoa (Guantánamo), la ciudad donde vive con sus abuelos, ya mayores.

Sin tener la certeza de que habría o no aceite, llegó a la tienda en la madrugada del jueves 13 al viernes 14 de agosto de 2020. Para su sorpresa, no era ni el primero ni el único en la cola. Contó uno a uno a los presentes y tenía 22 personas delante.

Llegó a las 2:30 a.m., pero no fue el primero de la cola. Foto: CiberCuba

Sin embargo, cuando amaneció y repartieron los turnos, a las 9:30 a.m., al abrir la tienda, cogió el número 44.

A las 9:30 am cogió el número 44 en la cola. Foto: CiberCuba

Cuando la tienda abrió coló a su abuelo porque aunque los pomos de aceite de soya a la venta son de 5 litros, la escasez de productos básicos que vive Cuba obliga a las familias a comprar más de lo que necesitan en ese momento... por lo que pueda pasar. En la tienda sólo venden una sola garrafa por persona por 9,60 CUC.

Aceite de soya cocinero a 9,60 CUC. Foto: CiberCuba.

En la cola se corrió la voz de que dentro de la tienda sólo había 180 pomos de aceite de soya y ese día los vendieron todos. "Las colas son peores si entra pollo o pasta de dientes", dos productos que a día de hoy están en busca y captura en Guantánamo. También está desaparecido el arroz, dice a CiberCuba.

El Gobierno cubano no ha explicado los motivos reales por lo que las tiendas en pesos convertibles están desabastecidas. En su lugar han creado brigadas anticoleros para supuestamente evitar que los productos que sacan sean revendidos a precios muy por encima de su valor.

Sin embargo, el hecho de que esas brigadas estén integradas por miembros del Ejército y la Policía ha despertado sospechas de que el control de los coleros podría no ser su único objetivo. También podría servir para sofocar cualquier reacción contra el Gobierno que se produzca en una cola, al estilo de las Brigadas de Respuesta Rápida.

El Gobierno cubano sigue sin poder responder a la demanda del consumo interno en la Isla. Pese al embargo, Cuba importó en abril de este 2020 más de 16 000 toneladas de pollo procedentes de Estados Unidos. Es casi la mitad de las 35.000 toneladas que compró en julio de 2019, según los datos que maneja el United States Department of Agriculture (USDA).

Detrás de las largas colas, que no recoge la prensa oficialista, está la escasez que lleva a limitar la venta de productos por personas. En el mercado de 70, por ejemplo, el año pasado sólo se vendían dos bolsas de muslos de pollo por cliente. Y todavía estaba lejos la crisis del coronavirus.

Al desabastecimiento de las tiendas de la Isla hay que añadir los precios desorbitados de productos como la carne de res, que se paga a 23 dólares el kilo en las tiendas en moneda libremente convertible (MLC).

Estos precios distan del salario medio en Cuba, que aunque en 2020 subió a 879 pesos (35 dólares) sigue siendo insuficiente para hacer frente a los gastos básicos de una familia cubana.

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