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Anciano cubano en extrema pobreza pide ayuda para reparar su casa y le envían a la Seguridad del Estado

Su pequeño rancho se cayó en 2003 y desde entonces está enviando cartas al Consejo de Estado para que lo ayuden.

Gonzalo Hernández Rodríguez © Captura de video de YouTube de Noticias Cubanet Cuba
Gonzalo Hernández Rodríguez Foto © Captura de video de YouTube de Noticias Cubanet Cuba

Este artículo es de hace 3 años

Un anciano cubano que vive en condiciones de extrema pobreza en el campo denunció que lleva 17 años pidiendo al gobierno que lo ayude a reparar su vivienda.

Gonzalo Hernández Rodríguez concedió una entrevista a la agencia independiente CubaNet en la que mostró el maltrecho estado de su casa, hecha de viejas tablas de madera, cujes y cartón, que se la están comiendo la traza y el comején.

Hernández relató que él tenía un pequeño rancho que se cayó en el 2003 y desde entonces comenzó a escribir cartas al Consejo de Estado para que lo ayudaran a levantarlo de nuevo.

“Empecé a hacer gestiones y a escribir cartas. Vino una señora de Vivienda por la noche a buscarme, no quedó en nada ni me dijo nada. Parece que era para una vivienda, pero si era para una vivienda se la echaron ellos en el bolsillo”, dijo.

“No me han resuelto nada en 17 años que llevo dando carreras y carreras, cansado de ir al Gobierno y al Partido, a todos los lugares. Incluso fui hasta el Consejo de Estado, a la provincia, al municipio, hasta que me cansé y dije: ‘no hago más nada, para qué. Y pensé: ‘voy a poner unos carteles ahí a ver si puedo resolver mi situación’”, detalló.

Contó el anciano que hace más de dos años decidió fabricar unos carteles con aluminio en los que denunciaba su situación, con frases como: ‘Más con menos para los que tienen’ y ‘Se me cayó el rancho, comencé a hacer gestiones’.

La acción provocó que varios agentes de la Seguridad del Estado se presentaran para forzarlo a quitar los carteles, que puso en los altos de su casa como forma de protesta.

Él bajó uno, pero despué cogió unos tubos que tenía y los soldó para hacer otros nuevos que colocó más arriba aún.

“Porque Raúl Castro dijo en uno de sus discursos, que yo lo oí –no tengo televisor ni nada, el pobre no puede tener nada de eso–, que a aquellas personas que vivían solas había que darles una ayuda decorosa. Yo dije: ‘bueno, a lo mejor ahora me ayudan’”, subrayó.

Hernández vive solo y no tiene ningún familiar que lo ayude. Solo percibe una chequera de 217 pesos con la cual tiene que comprar los alimentos y las medicinas para las enfermedades que padece: artrosis generalizada, sacrolumbalgia crónica, hemorroides y dos hernias.

“Los medicamentos cuando aparecen, si no, tienes que comprarlos en la farmacia de la calle”, criticó.

“Es como si tú fueras al mercado a comprar oro, carísimo, carísimo, hay que ser millonario con los salarios y los presos que hay”, agregó.

Por último, lamentó la decisión del gobierno de abrir nuevas tiendas para quienes reciben dólares o euros del extranjero.

“Yo no tengo derecho a ir a una tienda de esas. ¿Con qué? Si lo que me pagan a mí es en dinero cubano, yo no puedo ir allí a comprar nada”, concluyó.

Historias como las de Gonzalo Hernández Rodríguez son frecuentes en Cuba, donde numerosas personas de la tercera edad viven olvidadas por el régimen que hace muchos años, cuando eran jóvenes y estaban llenas de ilusiones, les exigió sacrificios en aras de un futuro luminoso y próspero que nunca llegó.

Muchos de aquellos que tanto hicieron por el proceso revolucionario han muerto solos, enfermos y en la más cruda pobreza. Es el caso de Juan de Dios Ferrer Foralba, un anciano que agonizaba en condiciones infrahumanas en una casa en La Habana, y que fue llevado a un hospital únicamente porque dos opositores denunciaron su situación.

Gracias a ese gesto el hombre recibió atención médica, pero su depauperación física debido a la falta de alimentación era muy grave y murió. En su vivienda, los activistas políticos que lo visitaron encontraron un diploma que había ganado en 1962 por haber subido el Pico Turquino cinco veces.

Según el segundo informe social del Observatorio Cubano de Derechos Humanos (OCDH), los ancianos son el colectivo más vulnerable en cuanto a la vivienda, pues el 9 por ciento de sus casas habitadas está en condiciones inhabitables, y el 58 por ciento requiere reparación.

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