La cubana Anisleidis Suárez Arrechea, paciente de VIH, falleció esta semana. La defensoría del pueblo del grupo opositor Cuba Independiente y Democrática (CID), exige una investigación sobre el caso.
Suárez, madre de un niño de 10 años operado de la cabeza, murió en la extrema pobreza. Vivía en el reparto Villa Josefa de la ciudad de Santa Clara. Ella y su pequeño, “no tenían cama, dormían en un colchón en el suelo, no tenía fogón de gas ni eléctrico, ni ollas, ni apenas comida, ni sábanas, ni toallas, nada”
“De hambre y VIH no debía morir nadie en Cuba”, denuncia Yanisbel Valido, integrante de este grupo opositor.
La mujer y su hijo vivían en total desamparo, dice Yanisbel en declaraciones a Radio Televisión Martí. Tenía una casita que el gobierno le había dado por considerarla un caso social, “pero el inmueble estaba en muy mal estado, se está cayendo a pedazos”.
Según la denuncia de Valido, al inmueble le falta “buena parte de las tejas, tiene filtraciones y cuando llueve el agua entra por el techo y las ventanas; las paredes están desconchadas y el piso con hendiduras donde se alojan las ratas”.
“Su pequeño y ella malvivían del dinero que ganaba vendiendo vituallas en las calles. A veces no tenían alimento que llevarse a la boca, sobre todo cuando ella hacía crisis por su enfermedad”, dijo Valido.
“Tenía una artritis generalizada y no contaba con los medicamentos necesarios ni con la nutrición adecuada, ni con las condiciones sanitarias para prolongar su vida”, destacó la defensora de derechos humanos. La joven madre vivió sus últimos años de vida en la más absoluta penuria y abandonada por los servicios sociales de la provincia.
El 6 de diciembre de 2019, la enferma dirigió una carta a las instancias provinciales del Partido Comunista y el Gobierno pidiendo asistencia económica para aliviar su miseria. Pero las autoridades nunca accedieron a sus peticiones de subsidio para reparar su casa, o para cubrir sus necesidades básicas.
“Desde la Defensoría del Pueblo del CID, nosotros la ayudamos a formular la queja” relata Yanisbel. El caso de Anisleidis “requería una mayor y rápida atención, ya que era una paciente de VIH, con un menor de edad que era quien la cuidaba cuando se agravaba su estado de salud. Pero se murió esperando que alguien la socorriera”, apuntó la activista.
Suárez Arrechea ingresó en el hospital Celestino Hernández de la capital villaclareña el pasado 22 de septiembre. A los tres días fue dada de alta y el 25 murió.
“De hambre y VIH no debía morir nadie en Cuba, según el discurso oficial, por eso vamos a exigir una investigación que determine la responsabilidad en el fallecimiento de esta mujer que deja al garete un niño de 10 años”, añadió la integrante de CID.
El informe del Observatorio de los Derechos Sociales sobre “El estado de los derechos sociales en Cuba” de 2020, indica que “un tercio de los hogares (aproximadamente 1.3 millones de familias) viven con menos de 1.000 pesos cubanos (40 USD) al mes. Esto significa que las familias, compuestas en promedio por 3 miembros, deben sobrevivir con 1.33 USD o menos al día. Organismos internacionales ubican el umbral de la extrema pobreza (personal) en los 1.90 USD diarios”.
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