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Rigoberto Blanco: “Dicen que la Serie Nacional está como las calles de Quivicán”

Un verdadero hombre de béisbol.

Rigo (a la derecha) junto al siempre recordado Ty Griffin. © Rigoberto Blanco/Facebook.
Rigo (a la derecha) junto al siempre recordado Ty Griffin. Foto © Rigoberto Blanco/Facebook.

Este artículo es de hace 3 años

Cuando se menciona el nombre de Rigoberto Blanco, a los que gozamos los campeonatos cubanos de los años noventa nos viene el recuerdo de un manager con cara de persona sensata y razonable. Metido en el dugout de aquellos desforradores de pelotas habaneros, el hombre tenía la imagen clásica del ajedrecista concentrado a fondo en el tablero.

Licenciado en Cultura Física y Deportes avalado por no una sino tres Maestrías (Sicología, Metodología del Entrenamiento Deportivo y Masaje y Rehabilitación), Rigo condujo escuadras a todos los niveles del béisbol insular, desde infantiles y torneos municipales hasta certámenes provinciales y nacionales, Ligas de Desarrollo, Series Selectivas y Copas Revolución.

Sus resultados como director excedieron las fronteras domésticas y adornaron el expediente del quivicanero con victorias en Mundiales y Panamericanos Juveniles, así como en eventos de la categoría Sub 15.

Hecha esta presentación para los que no vivieron la época de marras, convengamos en que se trata de un mentor de notable trayectoria (casi 300 éxitos en Series Nacionales), vinculado inevitablemente con personajes legendarios como Romelio Martínez, Pedro Luis Rodríguez, José Ibar y Oscar Macías.

Tras vivir experiencias al frente de planteles en Italia y Panamá, Rigo engrosa hoy la dilatada relación de personajes de la pelota cubana que, por una u otra causas, un día decidieron tomar el camino de la emigración con rumbo norte. Desde allá, vía Internet, accedió gentilmente a responder las preguntas de este sitio web.

Dirigiste a La Habana durante varias temporadas pero el equipo nunca llegó al triunfo final. ¿A qué le atribuyes que no se consiguiera ese objetivo?

-Primeramente dirigí el equipo Habana en dos etapas; la primera de 1995 a 1998, y la otra de 2001 a 2003. Aquellos fueron dos equipos diferentes, pues en la primera etapa sobraban los bateadores de fuerza pero el pitcheo era discreto, con José Ibar y Jorge Luis Machado como figuras. En ese equipo hacíamos muchas carreras pero también recibíamos muchas, por lo que nuestro pitcheo llegaba agotado a la postemporada.

“Mientras, en la segunda etapa cogí un equipo en desarrollo al que le faltaba madurar. Se mantenía Ibar, y entre él y Raúl Valdes se echaban al equipo hasta los play off junto a Lemay de la Rosa, José Ángel García, Jonder Martínez y Yulieski González. Con ese grupo logramos estar en tres postemporadas, pero no concretamos al final”.

¿Qué condiciones se presentaron posteriormente para que el equipo lograra el campeonato de la mano de Esteban Lombillo?

-En 2004 tuve un accidente que me alejó tres años del béisbol y ahí Lombillo llegó con mucho acierto y terminó de dar los toques que faltaban. Ese mismo año terminó subcampeón y más tarde se coronó con el mejor cuerpo de pitcheo de Cuba. Para entonces el equipo ya había alcanzado su madurez deportiva, pero ello en modo alguno le resta méritos a la conducción desarrollada por Lombillo.

En 2016 decidiste radicarte fuera de Cuba. ¿Fue ese un paso meditado durante años o simplemente aprovechaste la oportunidad que se te presentaba para hacerlo?

-Yo no salí de Cuba para Estados Unidos. A mí me tenían apartado de todo el béisbol de alto rendimiento en Cuba, y casi que del sistema beisbolero en general. En Mayabeque no se me tomó en cuenta nunca para nada y después de estar tres años sentado en mi casa fui a Panamá. Cuando terminé mi contrato me quedé en ese país en el que sí respetaron mi trabajo y mis buenos resultados.

“En Panamá siguieron los buenos resultados a nivel de club y me pusieron a dirigir un equipo para el panamericano de la categoría Sub 16: a la postre quedamos campeones ganándole por KO a Cuba, que tenía un gran equipo.

“Pasado el tiempo crucé a Estados Unidos junto a mi esposa para reunirnos con nuestro hijo, que ya hacía meses estaba viviendo en Virginia”.

¿Qué virtudes fundamentales necesita un manager?

-Un manager debe conocer a su equipo, entender las reglas y dominar cuándo es tiempo de cambiar a un lanzador; debe saber estructurar su pitcheo, ser respetuoso y hacerse respetar. Necesita ser disciplinado y mantener la disciplina del equipo, conocer de sicología y ser aglutinador, y jamás hacer cosas que vayan contra su personalidad.

¿Estás trabajando con el béisbol en USA?

-Sí. Trabajo con niños enseñándoles defensa y bateo.

¿Hasta qué punto ha retrocedido el campeonato cubano?

-Sobre el béisbol cubano no creo estar en condiciones de opinar, llevo siete años fuera de Cuba y no me gusta opinar si no estoy ahí. La verdad sigo poco la Serie Nacional, lo que me han referido es que está como las calles de mi pueblo de Quivicán. Pero hace rato que no veo el campeonato ni las calles, así que no sé por qué hacen esa comparación.

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Michel Contreras

Periodista de CiberCuba especializado en béisbol, fútbol y ajedrez.


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