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Luis Manuel Otero en entrevista con la actriz Claudia Valdés: Sueño una Cuba donde el arte no sea perseguido

Otero Alcántara afirma que sueña una Cuba donde el arte cuestionador no sea perseguido, donde Willy Chirino pueda cantar, Reinaldo Arenas ser publicado y Tania Bruguera exponer en Bellas Artes.

Claudia Valdés y Luis Manuel Otero Alcántara © Instagram / Claudia Valdés y Facebook / Luis Manuel Otero Alcántara
Claudia Valdés y Luis Manuel Otero Alcántara Foto © Instagram / Claudia Valdés y Facebook / Luis Manuel Otero Alcántara

Este artículo es de hace 3 años

El artista independiente Luis Manuel Otero Alcántara afirmó en una entrevista con la actriz Claudia Valdés que su sueño es vivir en una Cuba donde su arte no sea calificado de terrorismo.

El también activista fue entrevistado para el canal de Valdés en Spotify Como yo lo veo, con Claudia Valdés, donde ambos reflexionan sobre el papel del arte en el cambio político-social que necesita Cuba, el Movimiento San Isidro, y la sociedad cubana actual. En el espacio Otero Alcántara mencionó sus anhelos para la isla y algunas de las motivaciones de su lucha.

“Yo lo que quiero es una Cuba donde mi arte no sea calificado de terrorismo, que yo pueda aportar a Cuba, que Alexis Valdés pueda presentarse en el Carlos Marx, que tú puedas actuar en el Bertolt Brecht, que Willy Chirino pueda tener un concierto en la Plaza de la Revolución, que Los Aldeanos puedan tener una peña, que Reinaldo Arenas pueda ser publicado en Cuba, que Tania Bruguera y Coco Fusco puedan tener una exposición en Bellas Artes”, subrayó.

Sin embargo, eso solo será posible con un cambio de régimen en la Isla, y lo mismo ocurre con otros sectores sociales que impulsan alguna lucha.

“Para yo hacer mi arte tiene que cambiar el sistema. Para un animalista conseguir una ley de protección animal donde los dirigentes son corruptos y quieren poner sus gallos a pelear y por eso no aprueban la ley, entonces el animalista tiene que cambiar el sistema. Entonces yo para poder hacer un arte que muestre la realidad tal como es y que no me tilden de terrorista tengo que cambiar el sistema”, explicó.

“Yo básicamente lo que pido es a partir de mi experiencia personal. Pido poder hacer mi arte sin que me persigan, sin que me cueste separarme de mi familia, que mis amigos tengan miedo de hablar conmigo, sin que me cueste prisión, y que si yo decido exponer en una galería institucional el director no tenga miedo de exponer mi arte”, señaló.

“La dictadura nunca va a ceder. Muchas veces responden a sus sistemas económicos y deciden mantener sometido a una persona porque atenta contra su status quo, y quieren tener sometido a 11 millones de cubanos por intereses de cuatro o cinco personas”, dijo el artista.

Sobre el Movimiento San Isidro afirmó que su fundación fue parte de un proceso evolutivo.

“En 2011 yo hice una serie de esculturas que se llama Los héroes no pesan, basada en la historia de un amigo que fue a Angola y hoy está defraudado. Luego vino junto a mi exnovia la creación del Museo de la Disidencia, que parte de experiencias personales: un día te levantas y te preguntas que cosa es ser disidente, y ser disidente en Cuba hoy es ser una lacra, la peste, un maleante social y decidimos hacer un museo para que la gente viera ambos extremos de la disidencia, porque Fidel Castro fue un disidente, Martí fue un disidente, los héroes que hoy tiene la historia oficial de Cuba fueron disidentes. Luego en un momento determinado cualquiera puede tener el poder y cualquiera puede corromperse”, subrayó.

Contó que después participó en la Bienal 00, donde varios creadores se conectaron con Amauri Pacheco, y el grupo de artistas de Alamar.

“Empiezas a conocer personas que son perseguidos por su arte y que necesitan protección, y de repente meten preso a un amigo y vas a reclamarlo, y un día te das cuenta que estás generando una fuerza, un grupo que intenta cosas, y le pones Movimiento San Isidro”, relató.

Ahora ya no vamos por el ministro ahora vamos por el sistema todo.

Afirmó que no tiene miedo siempre y cuando sea feliz. “Yo no le tengo miedo a la muerte, no tengo miedo a perder las cosas materiales, me interesa mucho la conexión de la gente y lo que más me importa es mi felicidad. Y mi felicidad depende de ver al otro feliz, ver al otro divirtiéndose”, expresó.

Subrayó que siempre ha apostado a la parte humana, a la construcción de relaciones entre amigos. “El régimen puede venir a sembrarme drogas en mi casa, que yo sé que mis amigos, que saben quien yo soy, van a salir para la calle a defenderme de esa injusticia”, comentó.

“Sé -subrayó- que el día que me pase algo a través del régimen va a ser bajo un ejercicio de felicidad. Yo soy feliz cuando comparto con mis amigos, yo soy feliz si veo una injusticia y doy el paso al frente. Entonces ellos pueden entrar y yo voy a seguir siendo feliz, yo no voy a ceder a las mentiras de un régimen, y yo sé que soy una buena persona. Las conexiones y el amor que le brindas al otro es lo real, el poder solo te brinda ficción”, dijo el artista.

Otero Alcántara consideró que el régimen está cambiando, que la sociedad cubana está asumiendo posiciones cívicas sin pasividad, una corriente que se está viendo en el mundo entero.

“Cuba es parte de ese proceso con el movimiento del feminismo, con los ambientalistas, estamos en el centro de esos cambios. Solo tenemos que ser más creativos, proponer más para dar el paso a un sistema democrático”, enfatizó.

Sobre su experiencia como perseguido por el gobierno cubano y la cárcel, dijo que “estar en un calabozo puede ser muy performático”, pero lo peor pasa afuera, cuando no puedes planear el día siguiente.

“No tienes una estabilidad a nivel cívico, no puedes planearte una vida, no puedes decir voy a ver a mi novia, a mi mamá, porque en el camino te puede coger una perseguidora y meterte en un calabozo”, explicó.

“Eso pasa en una dictadura, y te meten en un lugar donde la comida no es la que ti quieres comer, y las personas no son con las que tú quieres hablar”, dijo el artista.

Al finalizar la entrevista, llamó a la sociedad cubana a interactuar con su realidad y a cuestionarla, para lograr el verdadero cambio.

“Para mí lo que hace al arte “arte” y no artesanía es la pregunta”, afirmó.

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