Un grupo de Facebook compartió el sábado imágenes del Centro Fidel Castro Ruz, erigido en una lujosa mansión del Vedado, en La Habana, aun en medio de la crisis que enfrenta el país en materia de viviendas y de economía en general, hoy agudizada por el contexto de la pandemia.
Aunque se conoce desde hace un tiempo sobre dicho centro dedicado al fallecido dictador, cuya inauguración todavía no ha acontecido, las reacciones a la publicación no demoraron mucho en aparecer.
“Para hacerle culto a su personalidad !!! Y mantener vivo el legado del hambre”, dice uno de los comentarios al pie de las imágenes. “¿No era que nada podía llevar su nombre?”, se pregunta otra usuaria, refiriéndose a la supuesta última voluntad de Castro de no usar su nombre en obras o lugares públicos después de fallecido.
“¡Qué repulsión!”, apunta otra internauta. “Cuánto despilfarro en medio de una pandemia mundial y un país sumido en una crisis económica sin precedentes, no tienen vergüenza”, señala un cuarto usuario.
Desde hace unos años, brigadas de trabajadores emprendieron la restauración de lujosas construcciones del Vedado que ocupan toda una manzana en las intersecciones de las calles Paseo y 11, para albergar dentro un centro de estudios del pensamiento de Castro.
La obra, que se extiende hasta las calles A y 13, y anuncia su función con letras doradas, ha sido objeto de críticas en redes sociales pues su construcción no se detuvo aun cuando muchos cubanos lamentaban la muerte de tres niñas en enero de 2020 a causa de un derrumbe en La Habana Vieja.
El jefe de la Oficina de Preservación del Patrimonio Documental, Alberto Alvariño, dijo durante el Consejo de Ministros que el centro de estudios tendrá un carácter “político, público y equipado con alta tecnología que estimule la información interactiva” con “énfasis en los niños adolescentes y jóvenes”.
La casa fue anteriormente propiedad de Lila Hidalgo-Gato, una de las mayores benefactoras de la sociedad republicana. La familia Hidalgo-Gato fue propietaria entre otras cosas del hospital de Rancho Boyeros. Tras el triunfo de la revolución de Castro, la Mansión estuvo a cargo del Ministerio del Interior, que la utilizó como un centro de atención a menores con problemas de conducta.
Pero las labores de remozamiento no solo se concentraron en las edificaciones. Alrededor de ellas se instaló una reja perimetral de 400 metros, se arreglaron las calles y aceras cercanas, y se adoquinó la calle frontal tal como era originariamente, demostrando que el castrismo no escatima recursos si se trata de “recordar” a su líder histórico o de atraer un mercado turístico afín a las ideologías más izquierdistas.
Se conoce que el centro acoge una biblioteca, salas de juntas y de exhibición y hasta una imprenta propia. Además, está protegido por custodios, cámaras de seguridad perimetrales internas y externas.
Mientras la fastuosa construcción resplandece en esa área un tanto privilegiada de La Habana, más de un tercio de las viviendas en Cuba se encuentran en regular o mal estado técnico, según datos oficiales revelados por el gobierno a comienzos de febrero.
Una nota publicada en el sitio de la presidencia cubana señala que al cierre de 2020 el fondo habitacional del país era de 3.946.747 casas, de las cuales solo el 63% se encuentran en buen estado técnico. El resto de las viviendas (1.452.852) está calificado de regular y mal.
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