El ministro de Economía y Planificación de Cuba, Alejandro Gil Fernández, afirmó en su cuenta de Twitter que los precios de los alimentos en el mundo están aumentando, sin tomar en cuenta la crítica situación alimentaria que atraviesa su propio país, no solo por los altos precios de los víveres sino por su escasez.
El titular compartió un artículo del diario oficialista Granma sobre el tema, lo cual le ha granjeado numerosas críticas en las redes sociales de cubanos dentro y fuera de la Isla.
Algunos pusieron ejemplos de cómo se maneja el tema de los costos en el exterior, los cuales son infinitamente menores que en Cuba, donde el gobierno comercializa los productos de primera necesidad a precios a menudo hasta cinco veces más altos que su valor de mercado.
"No inventes, aquí sigue costando lo mismo desde hace casi 4 años, hay cosas que cuestan menos y otras más, todo depende del estado y ciudad. No justifiques tus aumentos estratosféricos", expresó un joven cubano residente en Brasil.
Como es costumbre en los dirigentes cubanos, Gil Fernández trata de responsabilizar al entorno internacional de los problemas que causan en Cuba la inutilidad de la economía estatal y la represión a las fuerzas productivas.
"Otro de los tantos artículos del Granma tratando de justificar los precios y la escasez de comida en Cuba, la culpa siempre es de alguna otra cosa, no de la ineficiencia del gobierno", expresó un internauta.
Otros comentarios recuerdan el profundo desabastecimiento de tiendas y mercados y la constante angustia que padece la población para poder llevar un plato a la mesa.
"Empiecen a vender Mercedes-Benz para comprar comida, total al final son prestados y ustedes son personas sencillas", dijo un usuario de la red, en alusión al video de Sandro Castro, nieto de Fidel Castro, en el que se le ve alardeando de su Mercedes Benz en una carretera cubana.
Curiosamente, al funcionario se le olvidó mencionar el hecho de que las únicas tiendas más o menos surtidas son aquellas que operan en divisa fuerte, a la cual solo tienen acceso los que tengan familia o amigos en el extranjero, pues los salarios siguen siendo en moneda nacional.
Mientras, a un producto como la papa, que solo se vende en mercados estatales, el gobierno de La Habana le subió el precio a 3.00 pesos la libra, tres veces más de su valor original de 1.00 peso.
Según dijo el coordinador de objetivos y programas del poder popular en la capital, Julio Martínez Roque, la nueva tarifa es "justa, teniendo en cuenta el nivel de ingresos de la población", y se corresponde con la política de ordenamiento monetario, que eliminó los subsidios a la mayoría de los productos.
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