Decenas de niños y jóvenes migrantes permanecen hacinados en un centro de procesamiento fronterizo de Donna, Texas, según una serie de fotografías tomadas en esa región estadounidense.
Las imágenes muestran a los migrantes en carpas de nylon improvisadas, separados por láminas de plástico. Algunos están sentados en el suelo con sus mascarillas contra el Covid-19, y otros duermen apiñados y se cubren del frío con bolsas térmicas de plástico. En uno de los cubículos hay un televisor.
Las fotos fueron entregadas este lunes a la agencia de noticias Reuters por el representante demócrata de Texas Henry Cuellar, y según un informe de su despacho se tomaron el fin de semana.
Estas imágenes de la instalación que acoge a los jóvenes indocumentados indican que la ciudad de Donna está desbordada actualmente y revelan las condiciones de hacinamiento que atraviesan las personas cuyos casos están siendo procesados en la frontera sur del país.
Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades han recomendado que durante la pandemia el distanciamiento físico sea de al menos dos metros para reducir la propagación del coronavirus. Sin embargo en las imágenes las personas, incluso niños, llevan la mascarilla pero están apiñados.
Trascendió que las fotos fueron tomadas en instalaciones improvisadas que han tenido que levantarse en la frontera a medida que se llenan los refugios para niños a largo plazo y los centros de detención familiar del gobierno.
Un reporte de Reuters explica que funcionarios estadounidenses están teniendo dificultades para albergar y procesar a un número cada vez mayor de niños no acompañados, muchos de los cuales han estado varados en puestos fronterizos durante días a la espera de ser colocados en albergues gubernamentales, pero estos no tienen capacidad.
La Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP) dijo hace algunas semanas que había abierto la instalación temporal en Donna que fue fotografiada para incrementar la capacidad de procesamiento para el sector del valle del Río Bravo.
Desde su llegada a la Casa Blanca el presidente Joe Biden ha intentado contener una creciente crisis humanitaria en la frontera suroeste de Estados Unidos con México, donde se ha registrado un fuerte aumento en la cantidad de migrantes que llegan en busca de refugio.
Un anunciado cambio en la política migratoria del nuevo gobierno con respecto a su antecesor, Donald Trump, ha alentado a miles de centroamericanos a emprender el viaje hacia el norte del continente, en un intento por huir de la violencia, la pobreza y las precarias condiciones de vida en sus naciones.
Como parte de la política de Biden, el pasado mes el país comenzó a admitir a miles de migrantes cubanos y de otras naciones que permanecían en México bajo un programa de la administración anterior conocido como MPP, y la semana pasada el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE) dijo que revisará los casos de personas que aleguen estar detenidas arbitrariamente o bajo órdenes de deportación injustas en el país.
El proceso forma parte de los esfuerzos de la administración de Joe Biden para “desarrollar un sistema de inmigración ordenado que trate a las personas con humanidad mientras garantiza la seguridad nacional, la seguridad fronteriza y la seguridad pública”, explicó la institución.
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