Es difícil ser una figura pública. Debes tener un corazón de hierro y un alma de acero. La política no es para todos, aunque a todos nos involucra la política.
La polémica entre Eliécer Ávila y Los Pichy Boys ha demostrado que el humor puede ser cruel, despiadado, pero no deja de ser humor.
Es difícil comprender el tema de Cuba y es normal, nos hemos convertido en una nueva especie humana. Las dictaduras crean hombres diferentes.
Entiendo el entusiasmo de los seguidores de Eliécer y también comprendo a los que apoyan a Los Pichy Boys y para ser honesto, ninguno de los dos bandos me gustan, pero los puedo tolerar.
El líder de Somos + ha tenido una reacción inusual, infantil, muy alejada de su acostumbrada calma, incluso con amenazas de corte a los humoristas. Posiblemente el juez del caso comience a reír al ver los argumentos y el video que mostrarán los abogados de Eliécer.
Creo que la enseñanza de esta efímera historia consiste en la libertad, una libertad que en Cuba nos llevaba a prisión.
En el futuro de la nación cubana el humor debe prevalecer. A los políticos se les tiene que disputar, exigir y también burlar.
Demasiados años sin cuestionar a través del humor a los líderes del país y el resultado es la catástrofe que es hoy Cuba. Espero que dentro de poco termine el drama entre Eliécer Avila y Los Pichy Boys, digno de una comedia divina.
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