El medio de una terrible escasez de alimentos en Cuba, el ministro del sector (el mismo de las gallinas decrépitas y las tripas de cerdos), afirmó el viernes que en el país hay un aumento de las ofertas cárnicas en el mercado nacional.
Santiago Sobrino Martínez compartió en su cuenta de Twitter imágenes de una visita a una fábrica donde se elaboran picadillo, hamburguesas y embutidos.
"Empresa mixta productora y comercializadora de cárnicos y conformados Bravo SA 19, estabiliza sus producciones e incrementa su nivel de ofertas para el mercado nacional, como resultado de la correcta implementación de las directivas correspondientes a la Tarea Ordenamiento", escribió.
Estas declaraciones se producen cuando en toda Cuba aumenta el descontento y la frustración ante la escasez de alimentos, y los mercados y tiendas padecen un prolongado desabastecimiento.
En el caso de los cárnicos la situación es verdaderamente crítica, según mostró un video de la agencia independiente CubaNet, en el que las personas denunciaron que desde que se levantan no hacen otra cosa que pensar en la comida.
"Yo estoy embarazada y quiero comer carne de puerco, pero no puedo, porque está carísima, cuando aparece", dijo una joven.
"Lo único que viene es pollo, picadillo y perro, lo demás no lo vemos", explicó una madre de familia.
"A la carnicería no viene casi nada, excepto media libra de pollo y con eso no se puede hacer nada. (...) El cerdo cuando aparece está a 80 y 100 pesos la libra. Tengo que vivir comprando cosas a sobreprecio...", lamentó una trabajadora de la construcción.
En medio de la grave situación, el gobierno cubano aprobó un paquete de 63 medidas para estimular la producción de alimentos.
Una de ellas fue permitir a los campesinos la comercialización de carne de ganado menor y mayor, siempre que primero cumplan sus compromisos de entrega con el Estado y se garantice que no decrezca la masa animal.
La venta de carne de res por parte de los ganaderos, prohibida durante décadas, llega en cuando la agricultura sufre una decadencia causada por décadas de malas políticas del Estado, ocupado más en frenar el desarrollo de las fuerzas productivas que en garantizar alimentos a la población.
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