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Cuentapropista con cáncer se queda sin su barbería estatal y sin seguimiento a su tumor

Durante su enfermedad le quitaron la barbería estatal que regentaba. Él no puede seguir pelando en su casa, porque la vivienda está en peligro de derrumbe. A sus 26 años se siente atrapado en un callejón sin salida.

Cuentapropista cubano, en una imagen de archivo. © Granma.
Cuentapropista cubano, en una imagen de archivo. Foto © Granma.

Este artículo es de hace 2 años

Un joven empresario cubano, operado de cáncer en septiembre del año pasado, denuncia a CiberCuba que le quitaron la barbería estatal que regentaba tras iniciar el tratamiento que conlleva su enfermedad.

"No tengo dónde trabajar. Hay muchos trabajos que no puedo asumir por mi enfermedad porque no puedo hacer fuerza ni coger sol. Lo único que sé hacer y que llevo haciendo desde hace seis años es pelar, pero no puedo hacerlo porque ya no tengo la barbería y tampoco puedo hacerlo en mi casa", se queja.

En declaraciones a este portal, el cuentapropista de 26 años, que por temor a represalias prefiere no identificarse, ha explicado que empezó a sentirse mal y a sufrir mareos en junio del año pasado.

"No le presté atención a eso hasta que el 25 de junio de 2020, más o menos al mediodía, me dieron tres convulsiones seguidas". En ese momento, dice que tuvo que ser ingresado de urgencia en el hospital de su provincia, en el centro de la Isla.

Allí pasó dos semanas sin que los médicos que lo atendieron determinaran qué tenía exactamente. Por suerte, lo remitieron al hospital de una provincia vecina, para hacerle una resonancia magnética. Las pruebas demostraron que tenía un tumor en la cabeza.

Tras recibir la noticia, la familia de este cuentapropista decidió que lo más sensato era que siguieran atendiéndolo en el hospital donde le habían detectado el cáncer.

Pero como en Cuba todo es cuesta arriba, tardaron casi 20 días haciendo trámites para poder ingresar ahí. Finalmente lo operaron con éxito el 8 de septiembre de 2020, tres meses después de haber convulsionado.

"Luego de la operación yo me sentí muy bien. Sólo tuve dolores de cabeza bastante fuertes a los quince días (de la intervención quirúrgica), pero los médicos me dijeron que es normal".

Pese a que se siente muy agradecido al médico que lo operó, este barbero sigue preocupado porque no pudieron limpiarle toda la zona y quedaron restos del ganglioglioma que tenía. Se trata de un tumor primario, en su caso, de grado 2, que afecta el sistema nervioso central.

Tras la intervención y pasando muchísimo trabajo por las limitaciones de la COVID-19, este cuentapropista fue atendido en el Instituto de Oncología y Radiología (INOR) de La Habana luego de que sus amigos denunciaran en las redes sociales que no estaba recibiendo toda la atención médica que necesitaba.

En estos momentos, el joven se muestra preocupado porque no ha podido regresar al hospital de la provincia vecina a hacerse revisiones postoperatorias debido a las limitaciones de la COVID que impiden viajar.

"Me preocupan los restos de lo que quedó del tumor. Yo sé que más tarde o más temprano crece. Me preocupa que se convierta en algo malo y se complique", comenta a CiberCuba.

En principio, tras la intervención quirúrgica este cuentapropista no ha recibido ningún tratamiento que frene el crecimiento de los restos del tumor que tiene alojado en la cabeza.

"Hasta el momento, lo único que estoy tomando son anticonvulsivos. Gracias a Dios me siento bien, pero me preocupa", añadió.

"Ahora que me siento mejor para trabajar no encuentro dónde. Soy barbero cuentapropista. Mi casa está prácticamente en derrumbe y el Estado no se inmuta ni mueve un dedo por esta situación. Yo no puedo trabajar prácticamente en nada porque no puedo hacer fuerza, no puedo coger sol, no puedo desvelarme, etc. Aún no me han asignado una dieta alimentaria y no he querido retirar mi licencia como cuentapropista. Tengo que pagar al Estado todos los meses 87.50 en moneda nacional por el seguro social. En fin, mi vida se ha convertido en un callejón sin salida y estoy muy preocupado por todo esto, pero lo que más me preocupa es mi salud. No me siento nada, pero sé que no estoy bien porque me quedó un resto del tumor y eso tiene que tener un tratamiento", concluye.

CiberCuba se puso hoy en contacto con el departamento de Atención a la Población del Ministerio de Salud Pública a través de los correos apoblacion@infomed.sld.cu y comunicacion@msp.sld.cu para saber si por la pandemia se ha suspendido el seguimiento a los enfermos de cáncer. En el momento de publicar esta información no había recibido respuesta.

Durante la pandemia se han multiplicado las denuncias de colapso de la sanidad cubana así como las supuestas muertes por negligencias médicas.

En enero de este año una estomatóloga cubana denunció en redes sociales que el centro de aislamiento al que la habían enviado tras dar positivo a las pruebas de coronavirus, en La Habana, no le estaba brindando atención médica.

En febrero, una joven cubana residente en Miami denunció la muerte de su abuela en un hospital de Mayarí, en Holguín, donde la anciana fue ingresada con una infección en la pierna. Le dieron el alta médica sin recibir tratamiento y falleció.

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Tania Costa

(La Habana, 1973) vive en España. Ha dirigido el periódico español El Faro de Melilla y FaroTV Melilla. Fue jefa de la edición murciana de 20 minutos y asesora de Comunicación de la Vicepresidencia del Gobierno de Murcia (España)


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