Una anciana cubana relató el infierno de 12 horas de cola para adquirir medicamentos normados en una farmacia del habanero municipio Diez de Octubre, al tiempo que denunció irregularidades en la venta que entorpecen todavía más el proceso.
Desde enfermeras que entran a la farmacia supuestamente a hacer una pregunta y salen con medicamentos, hasta coleros que marcan desde el día anterior, se turnan y se esconden en las escaleras cuando pasa el carro de la patrulla en la madrugada.
En un pormenorizado relato publicado en la sección “Acuse de Recibo” de Juventud Rebelde, Noemí Francisca García cuenta que el pasado 4 de junio marcó a las 5 de la madrugada para comprar los medicamentos que le corresponden por el llamado "tarjetón", en la farmacia 729 de Coco, entre San Benigno y San Indalecio, en el barrio de Santos Suárez.
Antes de comenzar la venta de los medicamentos, la administradora informó lo que se iba a vender y la cantidad por receta.
Previendo que se enfrentaba a una larga cola, y como es diabética insulinodependiente e hipertensa, la denunciante explica que llevó agua y merienda pues suelen presentársele hipoglicemias. Sin embargo, a las doce del día una vecina debió auxiliarla porque la cola siempre supera cualquier expectativa.
“Por allí pasaron varias enfermeras con el pretexto de hacer una pregunta y todas salían con medicamentos. La gente de la cola protestaba, pero parecía que las dependientes eran sordas al reclamo de la población enardecida, que emitía toda clase de palabras porque se sentía burlada. Una ciudadana alterada la emprendió incluso a golpes con una señora que estaba comprando”, relata Francisca, quien asegura que lo descrito es algo que viene sucediendo desde hace tiempo.
“Como persona mayor de 65 años y vulnerable, que vive sola, le pido a Salud Pública que haga algo por nosotros en esa farmacia, en nombre de los adultos mayores y madres con niños que compramos allí”, suplicó la anciana, quien califica de “increíbles” algunas cosas que se ven en la cola de una farmacia.
La denunciante precisa que está “dispuesta a dialogar de manera respetuosa con cualquier funcionario de Salud Pública, pero no con ningún personal de farmacia", porque califica de “inadmisibles” ciertas explicaciones en una historia repetida, que solo suma malestar.
Las quejas por las largas colas e irregularidades en la venta de medicamentos normados han sido frecuentes en los últimos años, problema acentuado por el desabastecimiento de fármacos, que se suma a la escasez generalizada de alimentos que afecta a millones de cubanos residentes en la isla.
En Cuba existe un dramático déficit de medicamentos que las autoridades justifican con el difícil acceso de las materias primas en el mercado internacional, las sanciones económicas de EE.UU. y las restricciones impuestas por la pandemia de coronavirus.
Los antibióticos orales, analgésicos, antiinflamatorios, antihistamínicos y ansiolíticos son los más escasos. Ante el déficit, algunos cubanos acaban pagando los medicamentos que se venden en el mercado informal o se ven obligados a comprarlos en dólares en las farmacias internacionales. La prensa oficial, por su parte, promueve el uso de la medicina natural y tradicional como alternativa.
En los últimos meses, la creciente escasez de medicamentos en Cuba ha convertido las redes sociales en una plataforma activa de solidaridad para conseguir medicinas imprescindibles en el tratamiento de muchas enfermedades, algunas de ellas graves.
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