Un campesino cubano donó un toro al hospital General Docente "Iván Portuondo" en San Antonio de los Baños para alimentar a pacientes y trabajadores de la instalación.
La prensa local destacó que Yuniel González Paneque es el primer productor de la provincia de Artemisa en realizar un donativo de este tipo.
En declaraciones a periodistas el hombre afirmó que esto fue posible gracias a las nuevas medidas que permiten el sacrificio de ganado mayor para la venta siempre y cuando el campesino haya sobrecumplido la demanda del estado.
Anunció que también sacrificó otros animales que se venden en los mercados agropecuarios estatales a un precio de 60 pesos por libra, con un límite de 5 libras de carne por consumidor.
Un post de Facebook aclara que la costilla se vende a 30 pesos y las vísceras a 40 pesos.
El campesino aseguró que otros productores de ese territorio se unirán a esta iniciativa.
Después de décadas de prohibiciones, los campesinos cubanos comenzaron a vender sus primeras reses, luego de que el gobierno eliminara la restricción que les impedía disponer de la carne y la leche de sus animales, cuando necesita desesperadamente aumentar la escasa producción de alimentos en el país.
Sin embargo, los estrictos requisitos para poder sacrificar un animal es engorroso, largo y burocrático, que a la larga podría desestimular al trabajador del campo.
Primero, el trabajador debe estar debidamente inscrito en los registros de la Tierra y de Control Pecuario; cumplir los compromisos del encargo estatal establecidos en los contratos de compraventa de la leche y de la carne; mantener el crecimiento del rebaño de ganado bovino (específicamente el rebaño de la categoría vacas); y no tener faltantes de animales, según una publicación del gobierno en la Gaceta oficial.
El cumplimiento de esos requisitos con el Estado está condicionado a cumplir las tasas de extracción anual de los animales y el peso de estos al momento del sacrificio, en correspondencia con la estructura y productividad de su rebaño, indicó el texto.
El productor debe alcanzar un mínimo de 520 litros de leche al año por vaca para los productores de 1 hasta 10 vacas, y 550 litros de leche al año para los que posean más de 10, un plan apretado si se tiene en cuenta las cíclicas carencias de alimentos y las sequías que padece el campo cubano.
También tendrá que mantener el crecimiento de sus reses y solo podrá sacrificar para el consumo y la comercialización 1 de cada 3 animales que incremente por encima del destinado al plan comprometido al gobierno.
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