La cantante cubana, Liliam Ojeda, reprochó al gobierno que continúe desoyendo el reclamo de los padres que tienen problemas para alimentar a sus hijos, víctimas sensibles en un contexto económico dominado por la escasez y el desabastecimiento que afecta a la isla.
“Ya repartieron el alcohol por núcleo, y ahora van a hacer lo mismo con los tupamaros de producción nacional. Y pa' los niños ni un puñetero pirulí”, reclamó Ojeda de forma contundente en sus redes sociales.
Añadió que en cualquier momento comienzan a llamarla “la loca de los caramelos” por la frecuencia con que alude al tema, pero no se explica que el gobierno pase de largo ante las necesidades del que estima que es el “sector más afectado de toda esta mierda que estamos viviendo”.
Liliam Ojeda no se explica que por el Día de la Infancia no se les haya ocurrido aunque sea vender “una gaceñiga” por niño, y argumenta que sobran las efemérides para tener una atención especial con los más pequeños.
“Protesto porque debería haber prioridades para los niños, ¡porque los padres tampoco tenemos de dónde sacar ni mayonesa para el puñetero pan de la merienda!”, añadió la cantante, al tiempo que advirtió que no tiene ningún problema con el alcohol y los cigarros, con los que aclaró que tiene una magnífica relación.
“No hay NADA para ellos. Las trece compotas se las quitan a los tres años y la leche a los siete. ¿Qué coño les damos a los niños? ¿Alcohol y cigarros?”, concluyó indignada.
“¿Hasta dónde hemos dejado pisotearnos?", se preguntaba en enero una afligida madre en Facebook que lamentaba no haber podido comprarle confituras a su hija debido a los elevados precios en dólares en las tiendas en Moneda Libremente Convertible (MLC) y a la larga cola que había en una tienda habanera para adquirirlas.
El relato de padres frustrados e indignados por no poder comprarle ningún tipo de confituras ni golosinas a sus hijos ha sido una constante en los últimos años, pero en especial desde que en julio de 2020 el escaso abastecimiento de ese tipo de productos se estableciera definitivamente en las tiendas en MLC, dominadas por los altos precios en una moneda que a la que no tiene acceso toda la población.
El drama no es privativo de La Habana, en octubre del pasado año las autoridades cubanas tuvieron que retirar las confituras de la vidriera de una tienda en dólares en la provincia de Guantánamo ante el aluvión de quejas de padres que revelaron el sufrimiento de sus hijos cada vez que pasaban por el lugar pero no tenían dinero para comprarlas.
“Hoy quisiera que me perdonaran la aspereza, pero lo que debe cambiar de sitio [para evitar el llanto de todos] es el régimen cubano y el Partido Comunista que lo controla”, sentenció entonces el periodista independiente Jorge Enrique Rodríguez en referencia a una medida paliativa que no atacaba el origen del problema.
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