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Falsa alarma de tsunami provocó el pánico en Baracoa

El pasado 10 de junio, un falso aviso de tsunami en la localidad guantanamera hizo que unas mil personas huyeran en estampida hacia zonas altas.

Pescadores cubanos en Baracoa (imagen de referencia) © Twitter / Radio Baracoa
Pescadores cubanos en Baracoa (imagen de referencia) Foto © Twitter / Radio Baracoa

Este artículo es de hace 2 años

Autoridades de Baracoa, en la provincia de Guantánamo, confirmaron que una falsa alarma de tsunami el 10 de junio provocó el pánico en la población de la ciudad, a pesar de los intentos por desmentir el aviso.

Norges Rodríguez Delgado, intendente de Baracoa, declaró a la prensa oficialista cubana que el caos se desató ese jueves, al correr de voz en voz el anuncio de un maremoto en los consejos populares La Reforma, La Asunción y Playa-Turey.

Rodríguez informó a Juventud Rebelde que unas mil personas salieron en estampida hacia zonas altas de la localidad, y varias tuvieron que ser asistidas en centros de salud por descompensación de la presión arterial y dolor precordial, incluidas mujeres en avanzado estado de gestación.

“El hecho demostró que estamos obligados a entrenar más a nuestra población para que se apegue a las fuentes oficiales de información, y que se familiaricen con las señales de aviso y números telefónicos con los que deben comunicarse antes de actuar”, dijo.

“Ese día, pocos minutos después de la falsa información, logramos un enlace directo con la radio local y llamamos a la calma, de manera que en poco tiempo la población estaba impuesta de la realidad”, aseguró.

Hasta el momento, las autoridades no han podido esclarecer el origen del falso aviso. Las personas huyeron desesperadamente hacia Joa, en la parte alta, que además se encuentra clausurada por ser uno de los focos de contagio de coronavirus en el territorio. Al llegar en estampida, rompieron incluso las cintas de seguridad por el aislamiento.

“Lo primero es el instinto de salvación: huir de donde estás, y fue eso lo que me pasó. Busqué desesperada un bolsito que tenemos con las cosas imprescindibles para estos casos (al que ya le habíamos sumado nasobucos suficientes para todos los de mi familia), y nos fuimos a Joa sin recordar en ese momento que era uno de los puntos rojos de la COVID-19 en Baracoa. Dejamos la casa sin la protección requerida y hasta una hornilla eléctrica conectada”, refirió una entrevistada al periódico.

“Allá arriba escuché muchas historias: que si fue obra de la disidencia contrarrevolucionaria (y es posible porque lo que buscan es desestabilizar la tranquilidad de la población); que si alguien vio encenderse una alarma por la playa, y eso sucede cuando hay un terremoto en la región… que si lo dijeron en el noticiero… En fin, todo resultó falso”, expresó.

El 12 de enero de 2010, a raíz del terremoto con magnitud siete en la escala de Richter que estremeció a Haití, el Estado Mayor de la Defensa Civil de Cuba decretó una alarma por tsunami, un fenómeno que en ocasiones acompaña a un fuerte temblor de tierra.

Enrique Diego Arango Arias, jefe del Servicio Sismológico Nacional, indicó a JR que la isla no corre un alto peligro de tsunami, como Japón, Chile, México y Nicaragua, entre otros países situados en el llamado Cinturón de Fuego del Pacífico.

“El norte de Haití y República Dominicana son las zonas donde se han registrado sismos fuertes y tsunamis importantes, sin evidencias de daños en el territorio cubano”, aseveró. “La facilidad con que estas falsas informaciones crean pánico habla de un conocimiento insuficiente de cómo funciona el sistema de Alerta de Tsunami, que existe en Baracoa”.

Baracoa es una de las ciudades con mayor riesgo potencial de ocurrencia de tsunamis en Cuba. En las costas cercanas se encuentra un accidente marítimo de más de 50 kilómetros de ancho, conocido como Falla de la Española, que genera un intenso y rápido oleaje, cuya velocidad se incrementa por la ausencia de obstáculos en su trayectoria.

Por tal motivo, las autoridades instalaron sirenas de aviso temprano en la Dirección Municipal de Salud, la unidad empresarial de base Baramar, el policlínico Fermín Valdés Domínguez y los hoteles El Castillo y Porto Santo. Sin embargo, los equipos no funcionan porque llegaron sin las baterías de recarga, según Carlos Cordero Rodríguez, jefe del Órgano de la Defensa Civil en el territorio. Asimismo, Cordero destacó el robo de señales que indicaban las rutas de evacuación hacia zonas seguras.

“El 16 de noviembre de 2020 fue presentada la denuncia número 9822, por la sustracción de 13 de esas señalizaciones y destrucción de otras tantas, hecho que permanece sin esclarecer. Son pancartas gigantes de un material plástico resistente de cuatro a cinco milímetros de espesor que, según informaciones informales, han ido a parar a mesas de dominó y soportes para chapas de autos, entre otros destinos. Nada que ver con su importante misión”, explicó.

En la historia de Cuba no hay registros de afectaciones reales por tsunamis. En 1755, tras un terremoto de magnitud ocho en Lisboa, el Caribe fue afectado por grandes olas, pero al norte de las costas de Cuba solo llegaron marejadas pequeñas.

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Maykel González

Periodista de Cibercuba. Graduado de Periodismo por la Universidad de La Habana (2012). Cofundador de la revista independiente El Estornudo.


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