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Representantes de empresas españolas en Cuba dicen que "todo está muy tranquilo y controlado"

El director de Freixenet para Latinoamérica y el Caribe asegura, sin embargo, que "estas primeras revueltas nos están afectando mucho ya que los cubanos ahora no están pensando en comprar un vino o un cava".

Pedro Sánchez en una reunión con empresarios españoles en Cuba, 2018 © AECID
Pedro Sánchez en una reunión con empresarios españoles en Cuba, 2018 Foto © AECID

Este artículo es de hace 2 años

Los casi 300 empresarios españolas con inversiones en Cuba están preocupados por las recientes protestas multitudinarias en la isla, aunque muchos de sus gerentes cubanos les aseguran en que "todo está tranquilo" y que "no pasa nada".

El dinero huye del riesgo político, y en este caso, son muchas las empresas españolas que, además de esperar pacientemente a que el gobierno cubano les liquide las deudas pendientes, ahora temen que la inestabilidad política termine afectando sus negocios.

Un reciente reportaje del periódico La Información recoge algunas rdeclaraciones de estos inversores, algunos de los cuales aparecen en el Ibex 35 (que incluye a las 35 empresas españolas con mayor liquidez).

Entre ellas, la empresa Freixenet, que llegó de la mano de la inversora Juanita Mateo, y ya cumple 33 años en la isla.

Lluis Ortega, director de UCSA Freixenet para Latinoamérica y el Caribe, aseguró a La Información que "estas primeras revueltas nos están afectando mucho ya que los cubanos ahora no están pensando, ni mucho menos, en comprar un vino o un cava".

"Si estas manifestaciones siguen así, nos tememos lo peor: la represión, posible retroceso de ventas significativo y quién sabe qué más", agregó Ortega.

La mayoría de las 285 empresas españolas en la isla están relacionadas con el turismo. Hay desde compañías de avión, como IAG o Air Europa, a hoteles, como NH hotel, Hotel Barceló e Iberostar. La presencia de estas grandes empresas en una isla que presenta un clima de tensión política y social apenas reducirá el Producto Nacional Bruto español, pero sí generará incertidumbre en el mercado turístico, ya vapuleado por la reciente epidemia de coronavirus, creen los analistas.

La Información contactó con los responsables de algunas empresas españolas de Cuba que, pese a estar controladas por capital español, tienen al frente a trabajadores o gerentes cubanos que son defensores acérrimos del régimen.

"Nosotros estamos con el presidente, agradecidos a él y con los principios de la revolución", dice el responsable del Hotel Villa Clara -una empresa que pertenece a la empresa balear Valentín S.L-, que prosigue, "muchas personas han sido pagadas, y así lo ha dicho el noticiero de la Televisión Cubana, por los gusanos de Estados Unidos para levantar esas revueltas".

"Todo está muy tranquilo y controlado, como usted ve estamos en la empresa, trabajando con normalidad", aseguró al diario español la responsable de Miesa Ingeniería S.A, una empresa vizcaína creada en 1983. "Esto es una situación de incomodidad, pero no afecta en nada a nuestro negocio".

Rafael, que está al cargo de Assice Yield S.L en Cuba, una empresa de Granada, sostiene que "aquí todos estamos bien, la vida sigue aquí normal, como siempre" y predice que esta revuelta, "made in USA" (fabricada en EE.UU), se "acabará" porque "se impondrá la firmeza del pueblo".

Por su parte, el responsable de la empresa española Ibercub, que ofrece suministros industriales y hoteleros, asegura que "no tenemos ningún problema porque hay muchas personas revolucionarias que están en la calle cubriendo para que podamos trabajar, está todo bajo la normalidad".

Buena parte de las consideraciones de la política española hacia Cuba están mediadas por las diferentes asociaciones de empresarios.

En noviembre de 2018, el actual presidente español Pedro Sánchez visitó Cuba acompañado del presidente de la Confederación Española de Organizaciones Empresariales (CEOE), Antonio Garamendi, el presidente de la Cámara de Comercio, José Luis Bonet, el ministro, por entonces, de Asuntos Exteriores, Josep Borrell, y la actual ministra de Industria, Reyes Maroto.

Sánchez reconoció el papel desempeñado por las empresas españolas y se comprometió a acometer nuevos proyectos en la isla. Tres años después, lo único que hay son deudas sin pagar y revueltas en el horizonte.

El interés político y económico que manifestó el Ejecutivo tendrá que demostrarlo a través del recién estrenado José Manuel Albares, nuevo ministro de Asuntos Exteriores.

Por lo pronto, la más reciente declaración del Ejecutivo español pide las autoridades cubanas que “respeten” el derecho fundamental de todos sus ciudadanos a manifestarse “libre y pacíficamente”. En un breve comunicado, el Gobierno de Sánchez ha expresado su “preocupación” por las graves carestías a las que se enfrenta la población, y se compromete a estudiar “formas de ayuda para aliviar la situación”.

En la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros, Isabel Rodríguez, que se estrenaba como portavoz del Ejecutivo, ha evitado hasta en cuatro ocasiones responder si Cuba era una dictadura o no. "España es una democracia", se ha limitado a decir.

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