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Matrimonio que quiso defender a sus hijos menores el 12 de julio acabó en prisión por atentado

Danger Acosta y Yusmely Moreno llevan ya casi tres meses encarcelados. La hermana de Acosta, Beatriz Acosta, es quien se encarga de visitarles y cuidar a los hijos del matrimonio, además de cuidar a su propio hijo y a su madre enferma.

Danger Acosta junto a Yusmely Moreno y su hija menor © Facebook Beatriz Acosta
Danger Acosta junto a Yusmely Moreno y su hija menor Foto © Facebook Beatriz Acosta

Este artículo es de hace 2 años

Detenidos el 12 de julio por salir en defensa de su hija de 17 años, que estaría siendo golpeada por las autoridades en un parque de Surgidero de Batabanó, el matrimonio conformado por Danger Acosta y Yusmely Moreno, de 43 y 42 años, respectivamente, lleva casi tres meses en privación de libertad bajo la acusación de atentado.

Beatriz Acosta, hermana de Danger, declaró hace unos días en entrevista con CiberCuba que ni su hermano ni su cuñada participaron en las protestas que tuvieron lugar en el barrio los días 11 y 12 de julio. Quienes participaron, asegura, fueron los hijos de la pareja: dos adolescentes de 16 y 17 años.

El arresto ocurrió porque, el día 12, en un parque del barrio, grupos de militares y personas vestidas de civil habrían comenzado a agredir a manifestantes pacíficos que estaban sentados en el suelo, entre quienes estaba la hija de 17 años de Yusmely Moreno.

Al ver que su hija estaba siendo agredida, Moreno, que reside a escasos metros del parque, acudió a defenderla y alegó que era una menor de edad. También Acosta, que se encontraba en el parque, salió a apoyarla, pero tanto él como su esposa terminaron golpeados y detenidos.

"Mi hermano es un buen ciudadano, trabajador, nunca ha tenido problemas con la justicia. Es pescador en una industria pesquera que hay aquí en Surgidero. Todas las personas que lo conocen saben que el diariamente se sienta en el parque a tomarse un poco de ron por las tardes", cuenta Beatriz Acosta.

Acosta también precisa que "ahí dio golpe todo el mundo" y que a la hija de su cuñada le dieron "un bastonazo" en la cabeza que le ocasionó una herida que ameritó atención médica. "La sangre le corría", dice.

Posteriormente, la menor fue llamada a declarar a la policía y, según le contó a Beatriz, le preguntaron qué había gritado, pero ella se limitaría a responder que "lo mismo que todo el mundo" y a insistir en que su madre no había participado en las protestas.

Desde ese día, la hermana de Danger quedó al cuidado de su hija menor, que tiene seis años, y de un adolescente de 16. La joven de 17 permanece en la vivienda familiar, aunque Beatriz Acosta dice que le ayuda con la comida.

Una vez al mes, o cada veinte días, Acosta va a visitar a su hermano y a su cuñada en las prisiones donde les ubicaron y les lleva alimentos y aseo. En ambos viajes debe gastar 2300 pesos cubanos. Danger se encuentra en la prisión de Quivicán, y Yusmely, en la prisión de mujeres de occidente de El Guatao.

A diferencia de otras personas detenidas tras las protestas antigubernamentales del 11 de julio, ambos pueden llamar a diario a su familia, pero no han podido recibir visitas. Las autoridades han explicado a las personas privadas de libertad y a sus familiares que, debido al coronavirus, no es posible en estos momentos permitir ese derecho.

Hasta ahora, tampoco saben la fecha en la que se desarrollaría el juicio.

Mientras, Beatriz Acosta ha debido dejar su trabajo para poder cuidar a su propio hijo, a sus sobrinos y a su madre. El mismo día del arresto su madre sufrió un desmayo y le subió la presión, y cuando la llevaron al médico y la examinaron, le descubrieron una metástasis cerebral.

Pero quizás sea la niña más pequeña, la de seis años, quien más eche de menos a sus padres. Su tía relata que a cada rato revisa un almanaque para ver cuánto faltaba para que su mamá volviera de "trabajar". La fecha que le ha marcado Beatriz Acosta es el 29 de octubre, aunque realmente no sabe cuándo se hará justicia con su hermano y su cuñada.

Este no sería el primer caso de personas golpeadas en las protestas de julio que luego resultaron encarceladas. Por ejemplo, Isel Fumero Tuero, de 46 años, fue golpeado por boinas negras en Caibarién y luego arrestado. Según su hija Yumey Fumero, residente en España, la Fiscalía de Villa Clara le pide seis años de privación de libertad.

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