La doctora cubana Yarisel Sariol Estévez, residente en Santiago de Cuba, se suicidó este jueves tras la muerte de su madre, víctima de coronavirus y afectada por falta de oxígeno y medicamentos.
“Se suicida una doctora cubana, luego de ver morir a su madre sin ningún tipo de tratamiento en la casa para el COVID-19”, escribió el médico granmense Alexander Jesús Figueredo Izaguirre en sus redes sociales.
A la joven doctora la sobrevive su padre, quien se encuentra desolado, según testomonios de allegados.
La denuncia de Figueredo Izaguirre fue acompañada de una foto de la doctora y muestra también un audio de una amiga de la familia, quien asegura que la joven dejó una nota antes de quitarse la vida, pidiendo perdón a su padre por haberlo dejado solo.
De acuerdo al mensaje de voz, la joven ya había tenido un intento suicida, pero fue socorrida a tiempo. Una vez en recuperación, requirió a los asistentes y les reiteró su intención de quitarse la vida.
El doctor Figueredo Izaguirre lamentó profundamente la pérdida de su colega.
“Se me parece a un médico que en febrero le asesinaron a su abuelo, sin tratamiento médico, sin rayos X de tórax, sin ambulancias, sin ayuda médica”, dijo Figueredo Izaguirre en referencia a la muerte de quien fuera su figura paterna, según manifestara entonces a CiberCuba.
El galeno resaltó además, su determinación de “dar la vida luchando contra la dictadura antes de quitársela sin luchar”, tras los sucedido a su abuelo y advirtió a sus lectores que “ayer fue el médico, hoy es ella, mañana vas a ser tú”.
En las redes las condolencias de amigos y colegas no se han hecho esperar. El usuario José Raúl Rodríguez Rangel dijo en Twitter que la doctora “no soportó dejar morir a su mamá de COVID sin poder hacer nada por falta de oxígeno y medicamentos. En cambio, la junta militar cubana sigue construyendo hoteles”.
Elba María Torres Pera, amiga de la fallecida, compartió en sus redes “la última foto que nos tiramos juntas” y confesó no estaba preparada para aceptar lo sucedido: “No te imaginas cuánto te estoy llorando porque no me creo que la persona que más amor por la vida que he conocido ya no esté con nosotros, te amo mucho donde quiera que estés”, dijo.
Varios amigos mostraron una cinta negra en sus redes sociales en señal de luto, incrédulos ante la partida de la amiga: “No me puedo despedir, porque aún estas aquí, la que me invente, la que esta tan lejos y cerca a la vez”, escribió Manuel Medrano en su cuenta de Facebook.
Hace apenas dos semanas trascendió el suicidio de Eunide Acosta González, residente en la ciudad de Cienfuegos y paciente de psiquiatría. Su esposa denunció entonces que fue la falta de atención médica lo que provocó el fatal desenlace.
Las muertes por suicidio en Cuba aumentaron a 1,548 en 2020, al producirse 81 hechos más que los registrados el año anterior, sagún estadíosticas oficiales.
Un informe de la Organización Panamericana de la Salud (OPS) indica que la tasa de suicidio en Cuba es de aproximadamente 13 por cada 100,000 habitantes, lo que representa una “riesgo mediano”. Las provincias clasificadas de “muy alto riesgo” de suicidio son Las Tunas, Holguín, Villa Clara y Sancti Spíritus con una tasa de hasta 18.3 por 100,000 habitantes.
Le siguen Mayabeque, Artemisa, Matanzas y Camagüey, con una tasa de hasta 16.4, siendo más frecuente el suicidio en las personas mayores de 60 años. La tendencia en este grupo etario se ha mantenido en las últimas tres décadas, coincidiendo con el inicio de la crisis económica de los años 90 y el imparable crecimiento de la emigración.
La doctora fallecida también había formado parte de la brigada médica cubana en Venezuela, donde estuvo en el Estado de Lara, al menos en 2020. Una publicación de la jefatura de los galenos en esa nación suramericana incluía a Sariol Estévez entre los felicitados por su cumopleaños.
A este panorama se suma el efecto del COVID-19, cuyas medidas de contención del virus, incluyendo el aislamiento obligatorio, complicaciones de salud y muertes en cifras astronómicas han agudizado manifestaciones de ansiedad, tristeza y otros síntomas asociados a la depresión.
Los trabajadores de la salud han experimentado una enorme presión en tiempos de pandemia, especialmente ante la debacle sanitaria en Cuba y el colapso del sistema nacional de salud pública.
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