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Esos que agreden en la tradición cubana

Las cívicas acciones de los Movimientos San Isidro, 27N y Archipiélago han devuelto a las calles de Cuba a esos esbirros que insultan y amenazan a quienes luchan pacíficamente por la libertad de todos

Acto de repudio contra periodistas independiente Reinaldo Escobar © Captura vídeo TV cubana
Acto de repudio contra periodistas independiente Reinaldo Escobar Foto © Captura vídeo TV cubana

Este artículo es de hace 2 años

Contaba Herminio Portell Vilá que estudiantes pidieron tener el honor de empujar el carro de Gerardo Machado, tras quedarse sin gasolina en la Universidad de La Habana, y llevarlo, con el presidente a bordo, hasta el Palacio Presidencial; dos años más tarde, los universitarios gritaban ¡asno con garras! al general de la Guerra de Independencia cubana.

La prensa de la época, cuenta la Cena de las terneras, celebrada en abril de 1957, como culminación de una sucesión de actos en desagravio a Fulgencio Batista, tras el ataque a palacio del Directorio Revolucionario; el dictador habló esa noche para 257 mil cubanos, de un total de seis millones de habitantes; menos de dos años después, el 8 de enero de 1959, cientos de miles de habaneros salieron a las calles para recibir a Fidel Castro.

En 1980, turbas maoístas, organizadas y azuzadas por el gobierno castrista, agredieron a personas y destrozaron casas y automóviles; desde pocos años después y hasta la fecha, varios de esos linchadores de cubanos, se pasean por las calles de Miami y otras playas de emigrados, repartiendo certificados de anticastrismo vertical y agrediendo a Carlos Berenguer, quizá el más linchado durante la crisis de la Embajada de Perú y la estampida de Mariel.

Las cívicas acciones de los Movimientos San Isidro, 27N y Archipiélago han devuelto a las calles de Cuba a esos esbirros que insultan y amenazan a quienes luchan pacíficamente por la libertad de todos; sabiendo que muchos de sus insultadores acuden al llamado de la Seguridad del Estado por comprometimiento, simulación y necesidad.

Lisbeth, jacarandosa mulata y una de las más activas en el mitin de repudio contra Yunior García y señora, es una de las mayores bisneras de La Coronela, y la policía no necesita ordenarle que agreda e insulte a la pareja de moda en Cuba, porque ella sabe que si no entra por el aro, al día siguiente dormiría en 100 y Aldabó, acusada de terribles crímenes contra la Oficoda.

Otro vecino del matrimonio Yunior-Dayana pedía que acabara pronto el asedio gubernamental para poder seguir haciendo negocios por la izquierda; es decir, el gobierno está contando con cubanos doblegados por la pobreza impuesta en lucha por la supervivencia para agredir a quienes desafían su injusto orden; pero ya escasean los convencidos, pues incluso entre los dirigentes comunistas del entramado burocráticos hay más fingidores que patriotas.

Gina León avisó con aquel bolero suyo de que la carne fue más fuerte que mi credo, pero nadie escuchaba, como es habitual en Cuba; y el tardocastrismo, desprestigiado por el ilegal llamado a la guerra civil del presidente Díaz-Canel e incapaz de generar prosperidad y sosiego, chantajea a delincuentes, necesitados y a los que tienen cuentas pendientes y obligaciones inherentes a sus carguitos para ladrar, haciendo que suplan a los militares, emboscados en zonas estratégicas, aunque dudando de la justeza de sus acciones.

La cobardía del raulato no tiene límites, usando a unos cubanos pícaros y pobres contra otros cubanos empobrecidos y valientes, como muestra de la degradación moral con que el comunismo de compadres sectario, blanco, excluyente, machista, homófobo y mentiroso ultrajó a Cuba.

Esos cubanos que insultan y agreden hoy serán entusiastas de la democracia, pasado mañana, porque revolución será no mentir jamás y tener sentido del momento histórico; pero Cuba es país de mala memoria, olvidadizo; cómo escudo ante el terror y esos ñames con corbata verde oliva y enguayaberados; aferrados a las mieles del poder que no conquistaron y andan malbaratándolo para angustia de Raúl Castro y su Cajero pagador, Luis Alberto Rodríguez López-Calleja, que aunque quiso robarse la luz para la famiglia regente, aprovechando la oscuridad reinante, se le cruzaron los cables y quedó retratado en el Buró Político y en Remedios, a la búsqueda de inútil blindaje.

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Artículo de opinión: Las declaraciones y opiniones expresadas en este artículo son de exclusiva responsabilidad de su autor y no representan necesariamente el punto de vista de CiberCuba.

Carlos Cabrera Pérez

Periodista de CiberCuba. Ha trabajado en Granma Internacional, Prensa Latina, Corresponsalías agencias IPS y EFE en La Habana. Director Tierras del Duero y Sierra Madrileña en España.


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