Los cubanos lanzaron fuertes críticas al gobierno de Miguel Díaz-Canel a poco más de medio año de las protestas del 11 de julio, tras las cuales el régimen inició una "intervención" en los barrios periféricos que "solo duró un mes".
Un reportaje del portal independiente Diario de Cuba entrevista a varios residentes en La Habana, quienes aseguran que el "plan maquillaje" apenas duró un mes, y exigen cambios reales en la isla.
Recordaron que el plan maquillaje intentó apaciguar a la población, con "recorridos de [Miguel] Díaz-Canel por los barrios que más se calentaron en La Habana, venta de langosta y queso, y un poco de timbiriches con productos agrícolas, ropa reciclada y música carnavalesca", según afirmó Nereyda Ferrer, vecina del parque Tulipán, en el Cerro.
Dijo que "maquillaron por afuerita aquellas zonas céntricas de los barrios que en más de 20 años nunca habían sido remozadas. Ni siquiera el maquillaje alcanzó para todo el barrio, sino únicamente para aquellos lugarcitos por donde se rumoraba pasaría Díaz-Canel. Los cubanos no necesitamos pintura para las fachadas, ni migajas, queremos cambios reales, los cambios que exigimos el 11 de julio", comentó la mujer.
Sin ambargo, Jorgelina Cárdenas, vecina de uno de los consejos populares de Boyeros, consideró que el proyecto gubernamental tras el 11J fue "un verdadero fiasco"; y agregó que "incluso el 'plan maquillaje' apenas duró un mes, tal vez mes y medio" y después de eso "todo ha empeorado".
"En estos seis meses las enormes colas siguen igual, empeoró el abastecimiento en las tiendas en moneda nacional, los precios de los alimentos y los medicamentos en el mercado negro se triplicaron, el transporte tanto estatal como privado se convirtió en una tragedia, y los asaltos con violencia y robos campean por su respeto", agregó.
Diario de Cuba opina que la reacción del Gobierno tras las protestas se encaminó más al escarmiento de la población a través del encarcelamiento de los manifestantes, que hacia la revisión de las demandas ciudadanas.
"Los recorridos del presidente no sirvieron de nada, fueron realmente una ofensa para la población trabajadora, que ha comprobado cómo el incremento salarial y el ordenamiento monetario, más que una mentira, fueron una puñalada trapera. Ni siquiera tienen polietileno para envasar el yogurt de soya, y ahora llega a granel", dijo Cárdenas.
El habanero Emilio Báez Alonso, mencionó que las obras constructivas de remodelación, las ofertas gastronómicas y una variedad de servicios públicos que se publicitaron en los medios oficiales por esos días "solo fueron limpiando por donde ve la suegra" y ya no están activos.
"Detrás de las fachadas, que además pintan con mala pintura, están las funerarias clausuradas, el pésimo servicio primario de salud, un empeoramiento de la escasez, un incremento de derrumbes en viviendas, el hostigamiento contra el sector privado y el aumento de la violencia", consideró.
Al respecto, se preguntó dónde está ahora el despliegue militar y policial que presumió el régimen durante las protestas, el cual a su juicio sería necesario para frenar la ola de violencia en las calles.
Las iniciativas mencionadas y otras desplegadas en las provincias donde los cubanos salieron a protestar, intentaron blanquear la imagen del mandatario luego de un inusual llamado a la violencia en un jefe de Estado, y la posterior represión contra los manifestantes.
Un reporte del Noticiero Nacional de Televisión indicó entonces que se trataba de dar respuesta a "algunos de los 107 planteamientos o inconformidades populares que habían quedado detenidas en el tiempo".
La Güinera es apenas un ejemplo de barrios empobrecidos donde la mayoría de la población no recibe remesas ni tiene acceso a la Moneda Libremente Convertible (MLC), en que el gobierno cubano vende artículos de primera necesidad.
Son los habitantes de estas barriadas los más afectados por la escasez de comida y medicamentos, y por la falta de infraestructuras en sus localidades.
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